La agencia de salud pública de la Unión Africana (UA) reportó que desde el inicio de 2024 se han registrado 42,438 casos de mpox (anteriormente conocida como viruela del mono) en el continente, con 8,113 confirmados y 1,100 muertes en 18 Estados miembros. La situación preocupa a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de África (CDC de África), que advirtieron sobre el avance descontrolado de la epidemia.
Jean Kaseya, director de los CDC de África, lamentó durante una conferencia de prensa que los esfuerzos para contener la enfermedad no han sido suficientes. "No tenemos buenas noticias (...). La mpox no está bajo control", afirmó, subrayando la necesidad de acciones inmediatas. Además, destacó que la cifra de países afectados es “demasiado alta”, con 18 naciones actualmente combatiendo el brote.
Kaseya también hizo un llamado a los socios internacionales de la UA para que liberen los fondos prometidos y así fortalecer la respuesta sanitaria. La última semana se reportaron 3,051 contagios nuevos y 50 muertes adicionales, reflejando un incremento del 380 % en los casos confirmados en comparación con el total de 2023.
La República Democrática del Congo (RDC) sigue siendo el país más afectado por la epidemia. Para frenar la propagación, el 5 de enero de 2024 se inició una campaña de vacunación en tres provincias clave. Hasta ahora, 20,897 personas han recibido la vacuna, incluidas 8,435 mujeres.
En agosto de 2023, los CDC de África declararon la mpox como una “emergencia de salud pública de seguridad continental”, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alerta sanitaria internacional debido al avance del clado Ib, una variante más mortal que las detectadas en brotes anteriores.
La nueva variante del clado Ib no solo ha impactado severamente en África, sino que también ha cruzado fronteras. En agosto de 2023, Suecia confirmó el primer caso fuera del continente, en un viajero proveniente de una zona de alto riesgo.
La mpox es una enfermedad infecciosa que causa síntomas como fiebre, erupciones dolorosas, fatiga y dolor muscular. Aunque históricamente la enfermedad se limitaba a regiones específicas, su propagación acelerada y la mortalidad asociada a la nueva variante han obligado a las autoridades a intensificar sus esfuerzos para contener el brote.
Con los casos y las muertes en aumento, los expertos advierten que la cooperación internacional será clave para controlar esta emergencia sanitaria que amenaza con convertirse en una crisis global.
