Los océanos, vastos y misteriosos, enfrentan una amenaza sin precedentes. La sobreexplotación de recursos, la contaminación y el cambio climático están empujando a muchas especies marinas al borde de la extinción. El pez sierra, otrora abundante en 75 países, ahora lucha por sobrevivir en solo 20, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
La doctora Nadia Rubio, directora de la asociación Mar Sustentable Ciencia y Conservación, ha dedicado su carrera a investigar y proteger estos ecosistemas frágiles. Durante una conferencia en la Universidad Autónoma de Nuevo León, la investigadora compartió los alarmantes resultados de su último estudio sobre la explotación de hábitats costeros en el Caribe mexicano.
Un hallazgo particularmente impactante fue la desaparición de un grupo de 21 tiburones bebés de arrecife en Cozumel tras el levantamiento de las restricciones por COVID-19. "Creemos que los han capturado porque hay un problema con la pesca ilegal muy fuerte", advirtió la doctora Rubio.
El equipo de la doctora Rubio, conformado por biólogos marinos, buceadores, arqueólogos y especialistas en tiburones, ha desarrollado un enfoque interdisciplinario para comprender la compleja relación entre las actividades humanas y los ecosistemas marinos. Al recopilar datos históricos y trabajar en estrecha colaboración con las comunidades locales, los investigadores están reconstruyendo la historia de la explotación costera y identificando los factores que impulsan la degradación ambiental.
"Tenemos esta misión científica de reconstruir de manera histórica cómo ha sido la explotación costera a través del tiempo", explicó Rubio. "Creemos que esta misión es importante porque nos da una idea de cómo han estado disponibles y han dejado de estar disponibles los servicios ecosistémicos".
La doctora Rubio enfatizó la importancia de la educación y la conciencia pública para lograr un cambio duradero. Al compartir sus hallazgos con estudiantes, pescadores y comunidades costeras, los investigadores buscan fomentar un mayor sentido de responsabilidad y empoderar a las personas para que se conviertan en agentes de cambio.
"La falta de información y sensibilización ocasiona la desestabilización de la fauna marina", afirmó Rubio. Al involucrar a las comunidades locales en la investigación y la conservación, los científicos pueden desarrollar soluciones más efectivas y sostenibles.
La situación de los océanos es crítica, pero aún hay esperanza. Al adoptar prácticas sostenibles, apoyar la investigación científica y exigir políticas más robustas de protección ambiental, podemos ayudar a revertir la tendencia y garantizar un futuro más saludable para nuestros océanos y para las generaciones futuras.