La frontera entre México y Estados Unidos se ha convertido en el epicentro de una creciente crisis de salud pública: el consumo de fentanilo. Esta droga sintética, altamente adictiva y letal, se ha propagado rápidamente en la región, afectando a miles de personas y generando una problemática compleja que requiere atención urgente.
Según investigaciones de campo realizadas por Clara Fleiz Benítez, coordinadora del grupo de trabajo de Opioides del Seminario de Estudios de la Globalidad de la UNAM, el fentanilo se ha vuelto fácilmente accesible en la frontera debido a su bajo costo y alta disponibilidad. Además, a menudo se mezcla con heroína, lo que potencializa sus efectos y aumenta el riesgo de sobredosis.
"El ingreso del fentanilo sucedió casi de manera silenciosa, lo que cambió la vida de quienes se introducen sustancias psicoactivas", afirma Fleiz Benítez. "Las personas que usaban heroína por vía inyectada en Tijuana y Mexicali ahora tienen que reconocer las características del fentanilo, su color, consistencia y efectos, lo que ha agravado los casos de VIH y Hepatitis C".
La investigadora también destaca que el fentanilo se consume de diversas formas: inyectado, fumado y tomado. Casi el 90% de las dosis se mezclan con cristal y el 75% de los usuarios lo consumen a diario, hasta cuatro veces al día. Debido a su potencia, dos miligramos pueden ser suficientes para causar la muerte.
"Los efectos psicoactivos del fentanilo son euforia, relajación, sedación, somnolencia y bienestar", explica Fleiz Benítez. "Sin embargo, el síndrome de abstinencia, conocido como 'malilla', es complejo y la sobredosis puede ser fatal".
En un estudio reciente, se encontró que el fentanilo en Tijuana y Mexicali está siendo adulterado con xilacina, un relajante muscular anestésico veterinario no aprobado para uso humano. Esta combinación aumenta los efectos sedantes y analgésicos, pero también representa un grave riesgo para la salud de los consumidores.
Ante esta situación, Fleiz Benítez plantea la necesidad de implementar políticas públicas urgentes para abordar la crisis del fentanilo. Propone estrategias como la prevención de sobredosis con naloxona, la promoción de terapias de recuperación con medicamentos como la metadona, la inclusión de poblaciones vulnerables en políticas gubernamentales y la creación de fondos para investigación y monitoreo de nuevas sustancias psicoactivas.
La crisis del fentanilo en la frontera México-Estados Unidos es un problema complejo que requiere un enfoque multidisciplinario y una acción coordinada entre autoridades, organizaciones de la sociedad civil y la comunidad científica. Es fundamental implementar medidas integrales que aborden tanto los aspectos de salud como los sociales y económicos relacionados con el consumo de esta peligrosa droga.