El presidente electo de Estados Unidos, **Donald Trump**, reafirmó su compromiso de actuar con contundencia contra los **cárteles de la droga mexicanos**, reiterando su intención de designarlos como **organizaciones terroristas extranjeras**. Durante un evento en Phoenix, Arizona, este 22 de septiembre, Trump declaró que tomará estas medidas de manera inmediata al asumir la presidencia el próximo mes.
“**Inmediatamente designaré a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras. Lo haremos inmediatamente. Y liberaremos el poder total de la ley federal, la policía, la ICE, la patrulla de fronteras**”, aseguró Trump frente a una audiencia que aplaudió su postura.
La idea de clasificar a los cárteles como terroristas no es nueva. Trump ya había planteado esta posibilidad durante su primer mandato, sugiriendo incluso intervenciones conjuntas en territorio mexicano, propuestas que el entonces presidente **Andrés Manuel López Obrador** rechazó categóricamente.
Según la legislación estadounidense, para designar a un grupo como terrorista, este debe representar una amenaza directa a la seguridad nacional. Trump argumenta que los **cárteles mexicanos**, particularmente el **cártel de Sinaloa**, cumplen con este criterio debido a su implicación en el **tráfico de migrantes, drogas como el fentanilo** y la violencia en la frontera.
Sin embargo, del lado mexicano, la propuesta es vista como una amenaza a su soberanía. **Marcelo Ebrard**, actual secretario de Economía, manifestó su rechazo a través de su cuenta en X (anteriormente Twitter):
“**México no admitirá nunca acción alguna que signifique violación a su soberanía nacional. Actuaremos con firmeza**”.
La designación de los cárteles como organizaciones terroristas podría tener profundas repercusiones en la relación entre México y Estados Unidos. Por un lado, se complicarían las relaciones económicas debido a posibles investigaciones sobre empresas mexicanas con vínculos en territorio estadounidense. Por otro, México ha dejado claro que no tolerará ninguna forma de intervención militar, lo que podría agravar las tensiones entre ambos países.
La estrategia de Trump, aunque popular entre algunos sectores estadounidenses, plantea retos significativos en términos diplomáticos y operativos. A medida que se acerca el inicio de su mandato, la relación entre ambos países estará bajo escrutinio, marcando un periodo de incertidumbre y posibles confrontaciones.