Aunque poco conocido comercialmente, el frijol ayocote (Phaseolus coccineus L.), también llamado “frijol gordo” en náhuatl, representa una oportunidad prometedora para la agricultura y la nutrición en México. Investigadores de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, de la UNAM, han iniciado una línea de investigación para explorar su potencial como cultivo resistente a la sequía y como alimento funcional.
José Luis Sánchez Millán y Elsa Gutiérrez Cortez, expertos en agronomía y tecnología alimentaria, desarrollan estudios para definir las mejores condiciones de siembra, fertilización y manejo del ayocote, con el objetivo de minimizar el uso de agroquímicos y promover prácticas más sustentables.
“Podría ser resistente a la sequía, pero aún debemos determinar con precisión cuánto”, explicó Sánchez Millán. El cultivo se está evaluando en parcelas experimentales para analizar su requerimiento hídrico, extracción de nutrientes y sensibilidad a la maleza.
Además de su potencial agrícola, el ayocote es altamente nutritivo. Contiene proteínas, carbohidratos, fibra, y minerales esenciales como hierro, zinc, potasio y calcio. En particular, el ayocote morado destaca por su alto contenido en antioxidantes como fenoles y antocianinas, que le confieren propiedades nutracéuticas y podrían beneficiar la salud cardiovascular y digestiva.
Los investigadores buscan transformar esta leguminosa en alimentos de alto valor nutricional, como botanas de tercera generación, aptas para el consumo infantil, que no requieren temperaturas elevadas de cocción, lo que ayudaría a conservar sus nutrientes. “En panes o tortillas, al hornearlos a más de 180°C, se pierden muchos compuestos benéficos. Es fundamental estudiar su resistencia al calor”, explicó Gutiérrez Cortez.
Pese a que México es centro de origen del ayocote, su cultivo y consumo han sido desplazados por otros productos favorecidos por el mercado. Sin embargo, comunidades del centro del país aún lo utilizan como parte de su alimentación tradicional.
Ambos especialistas coinciden en que se necesita más difusión e investigación para impulsar su uso y conservar la biodiversidad agrícola mexicana, resaltando su sabor, valor nutricional y su potencial como cultivo resiliente ante el cambio climático.
El ayocote podría ser, con el respaldo de la ciencia y el interés de productores y consumidores, una alternativa clave para una alimentación más saludable y una agricultura más sustentable en el país.