El Laboratorio de Prospección Arqueológica del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se ha consolidado como un referente mundial en la exploración de sitios arqueológicos y paleontológicos sin necesidad de excavación. Liderado por los doctores Luis Barba Pingarrón, Jorge Blancas Vázquez y Agustín Ortiz Butrón, este equipo emplea tecnología geofísica, química y de imagen satelital para detectar estructuras enterradas y planear investigaciones con mínima intervención.
Su trabajo ha trascendido fronteras. Han colaborado en proyectos en Colombia, Bolivia, Chile, España, Turquía e Israel, donde junto a la Universidad Anáhuac descubrieron parte de la ciudad de Magdala y una sinagoga del siglo I. También participan en investigaciones en Sohar, Omán, donde estudian un asentamiento árabe del siglo VIII dedicado a la fundición de vidrio y metal.
“La excavación arqueológica es costosa y puede ser invasiva. Por eso utilizamos técnicas que, como la imagenología médica, nos permiten ver lo que hay debajo de la superficie antes de intervenir”, explicó Agustín Ortiz.
Entre las herramientas utilizadas destacan el gradiente magnético, la resistividad eléctrica y el georradar, que permiten detectar muros, tumbas, hornos y esculturas enterradas. La información recolectada se transforma en mapas, perfiles e imágenes 3D, útiles para decidir si una excavación es necesaria y en qué punto específico realizarla.
Estas técnicas no solo han sido útiles en la arqueología. El Laboratorio ha colaborado en proyectos paleontológicos, como el hallazgo de mamuts en Milpa Alta y en los terrenos del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). Uno de estos ejemplares, de la especie Mammuthus columbi, fue fechado con más de 18 mil años de antigüedad gracias a estudios por espectrometría de masas con aceleradores (AMS).
En colaboración con el INAH, también han contribuido a la búsqueda de restos paleontológicos a lo largo del trazado del Tren Suburbano que conectará la Ciudad de México con el AIFA, apoyando con análisis geofísicos y museografía para el Museo Paleontológico de Santa Lucía Quinamétzin.
Durante más de cuatro décadas, este laboratorio ha realizado investigaciones en casi todos los estados del país, y ha capacitado a estudiantes internacionales en el uso de técnicas avanzadas de prospección, consolidando su papel como un pionero en la aplicación de la ciencia al estudio del pasado sin excavar.