Descubren auge de la industria de la cal en la civilización maya entre los años 900 y 1000 d.C.

Descubren auge de la industria de la cal en la civilización maya entre los años 900 y 1000 d.C.

Una serie de análisis arqueomagnéticos realizados en hornos prehispánicos descubiertos en la Península de Yucatán ha revelado que la industria de procesamiento de cal en la zona maya alcanzó su punto más alto entre los años 900 y 1000 d.C., antes de entrar en una pausa de aproximadamente cinco siglos, previa a la llegada de los conquistadores.

El hallazgo fue resultado del trabajo conjunto de María Soledad Ortiz Ruiz, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, y Avto Goguitchaichvili, del Servicio Arqueomagnético Nacional (SAN), quienes consideran que esta evidencia permite entender mejor la complejidad tecnológica, económica y cultural de las civilizaciones prehispánicas.

De acuerdo con Ortiz Ruiz, los hornos analizados —más de 30 en total— fueron utilizados principalmente para la producción de cal, un material esencial en la construcción de ciudades mayas, pero también empleado en actividades cotidianas y ceremoniales como la nixtamalización del maíz, la elaboración de códices y diversos rituales.

Los hornos fueron hallados cerca de zonas arqueológicas, canteras, fuentes de agua y árboles, lo cual demuestra la planeación estratégica de los antiguos mayas para garantizar una producción eficiente. Además, la tecnología utilizada permitía maximizar la calcinación de la piedra caliza, reduciendo al mínimo el desperdicio de materia prima.

“Nos muestran la especialización que tenían estos pueblos en la producción de materiales para construir sus ciudades”, explicó la arqueóloga, quien añadió que su uso fue determinante en la consolidación de sistemas productivos y redes comunitarias, marcando un antes y un después en la organización social.

El arqueomagnetismo permitió identificar un lapso de inactividad en los hornos de aproximadamente 500 años, lo que, según Goguitchaichvili, podría estar relacionado con problemas en el desarrollo económico, conflictos internos o cambios paleoambientales que interrumpieron esta práctica.

Con la llegada de los españoles y los cambios drásticos en la estructura económica y social, el conocimiento técnico asociado a estos hornos cayó en el olvido, lo que afectó profundamente la identidad cultural y las formas de producción de las comunidades indígenas.

Sin embargo, varios de estos hornos fueron reutilizados en épocas posteriores, especialmente en haciendas ubicadas en el área de Yucatán, lo que demuestra su relevancia continua hasta tiempos más recientes.

El estudio, publicado en la revista científica Quaternary, abre nuevas posibilidades para comprender los procesos sociales y tecnológicos del México prehispánico. “La ciudad de Mérida es blanca porque había que quemar piedra caliza; eso implicó un auge de esta tecnología en el periodo posclásico”, apuntó Goguitchaichvili.

Para los investigadores, estos hornos no solo representan una evidencia arqueológica, sino también un símbolo del ingenio y organización de los pueblos originarios, cuya herencia aún puede rastrearse en la cultura y arquitectura de la región.



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