La carne, un alimento básico en muchas culturas, se disfruta en una variedad de puntos de cocción, desde casi cruda hasta bien cocida. Sin embargo, la seguridad alimentaria y el valor nutricional pueden verse comprometidos si no se alcanzan las temperaturas adecuadas.
Consumir carne cruda o poco cocida aumenta el riesgo de contraer enfermedades transmitidas por alimentos, ya que las bacterias dañinas como E. coli y Salmonella pueden sobrevivir a temperaturas bajas.
Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), las carnes rojas deben cocinarse al menos a:
- 62 grados centígrados para el término medio.
- 71 grados centígrados para una cocción completa.
El punto medio: equilibrio perfecto
- Los nutricionistas recomiendan el término medio para equilibrar la seguridad alimentaria y el valor nutricional de la carne.
- Este punto de cocción asegura la eliminación de bacterias dañinas sin comprometer la jugosidad y los nutrientes de la carne.
- Es fundamental utilizar un termómetro de cocina para verificar la temperatura interna de la carne.
- Asegurarse de que la cocción sea uniforme en toda la pieza.
- Evitar la cocción excesiva, ya que puede generar compuestos dañinos para la salud.