Con la posible caída del régimen de Bashar al-Assad tras más de medio siglo de gobierno autoritario, surge una interrogante crucial: ¿quién tomará las riendas de Siria? Entre los actores que aspiran a desempeñar ese papel destaca **Hayat Tahrir al-Sham (HTS)**, un grupo con raíces en el yihadismo global que, bajo el liderazgo de Abu Mohammed al-Golani, ha intentado redefinir su rol hacia una gobernanza más local y pragmática.
HTS nació en las primeras etapas de la guerra civil siria como una rama del Frente al-Nusra, afiliado oficial de Al Qaeda en Siria. Reconocido por su eficacia militar, el grupo rápidamente se posicionó como una de las fuerzas más influyentes en el conflicto. Sin embargo, en 2016, rompió públicamente sus lazos con Al Qaeda y, un año después, adoptó el nombre de Hayat Tahrir al-Sham, buscando desvincularse del yihadismo global para centrarse en los asuntos internos de Siria.
Bajo este nuevo enfoque, HTS se ha consolidado como la fuerza dominante en Idlib, el último bastión rebelde en Siria, donde administra servicios básicos, recauda impuestos y supervisa infraestructuras, ganando legitimidad entre las comunidades locales.
Nacido en Arabia Saudita en 1982 y criado en Damasco, Abu Mohammed al-Golani (nombre real: Ahmed al-Sharaa) inició su carrera en el yihadismo en Irak, donde se unió a Al Qaeda tras la invasión estadounidense en 2003. En 2011, fue enviado por Abu Bakr al-Baghdadi, entonces líder de Al Qaeda en Irak, para establecer el Frente al-Nusra en Siria.
Desde 2017, al-Golani ha adoptado un enfoque más pragmático y político, promoviendo una imagen moderada de HTS. Ha buscado proyectarse como un líder viable para una Siria post-Assad, trabajando en la gobernanza local y estableciendo relaciones con medios y organizaciones humanitarias internacionales.
A pesar de estos esfuerzos, HTS y al-Golani enfrentan serios obstáculos. Estados Unidos clasifica al grupo como una Organización Terrorista Extranjera y ofrece una recompensa de $10 millones de dólares por información sobre al-Golani. Sin embargo, informes recientes sugieren que Estados Unidos y el Reino Unido podrían reconsiderar esta designación, lo que reflejaría un cambio en la percepción internacional del grupo.
Si al-Golani logra liderar una Siria post-Assad, se espera que adopte un modelo de gobierno que combine principios islámicos con prácticas modernas de administración estatal. Este enfoque podría incluir leyes basadas en el islam sunita y autonomía regional para gestionar la diversidad étnica y cultural del país.
Sin embargo, el pasado militante de HTS y las acusaciones de violaciones a derechos humanos complican su aceptación tanto a nivel local como internacional. Aunque el grupo ha evolucionado hacia una estructura más convencional, su camino hacia un liderazgo legítimo en Siria sigue siendo incierto.
El futuro de Siria tras Assad dependerá de cómo actores como HTS y su controvertido líder manejen las tensiones internas y busquen legitimidad en el escenario global. Por ahora, el destino del país sigue siendo una incógnita en medio de una transición llena de incertidumbre y desafíos.