Desde tiempos ancestrales, el jugo de granada ha sido apreciado por sus propiedades medicinales. Esta bebida, rica en más de 100 fitoquímicos, se destaca por su alto contenido de polifenoles, potentes antioxidantes que le confieren su característico color rojo. De hecho, el jugo de granada supera en antioxidantes al vino tinto y al té verde, convirtiéndolo en un verdadero tesoro para la salud.
Aliado contra la artritis y el ácido úrico
Diversos estudios, como el publicado en la revista Medical Center de la Universidad de Maryland, han demostrado que la granada es eficaz para reducir el ácido úrico, aliviar la gota y mejorar la artritis reumatoide. Su consumo diario, sin azúcar, puede incluso prevenir la osteoporosis. Además, sus propiedades antiinflamatorias, respaldadas por investigaciones en la revista Tetrahedron Letters, contribuyen a combatir la inflamación en el organismo.
Controla la glucosa y la resistencia a la insulina
Otro beneficio importante de la granada es su capacidad para disminuir la resistencia a la insulina y regular los niveles de glucosa en la sangre. Esta fruta ha sido utilizada tradicionalmente como remedio para la diabetes en el Medio Oriente y la India, y la ciencia moderna confirma sus efectos positivos en el control glucémico.
¿Cómo y cuándo tomarlo?
La revista especializada Mejor con Salud recomienda consumir medio vaso (100 ml) de jugo de granada veinte minutos después del almuerzo, y otro medio vaso después de la cena. Esta pauta ayuda al hígado a depurar las purinas a través de la orina, optimizando así los beneficios de esta bebida.