La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, lanzó una fuerte advertencia este jueves al nuevo gobierno de Estados Unidos encabezado por Donald Trump, en relación a su promesa de deportar masivamente a inmigrantes hondureños. Castro indicó que, si se implementa dicha deportación, la base militar estadounidense en el territorio hondureño perdería toda su razón de ser.

La base de Palmerola, ubicada en el centro de Honduras, fue construida por Estados Unidos en los años 80 como parte de su estrategia para contrarrestar el comunismo en Centroamérica durante la Guerra Fría. Actualmente, unos 400 militares estadounidenses permanecen en la base. Sin embargo, la presidenta hondureña subrayó que la existencia de la base podría ser reconsiderada si el gobierno de Trump lleva a cabo una expulsión masiva de migrantes hondureños.

Castro hizo hincapié en que espera que el nuevo gobierno de Trump se muestre "abierto al diálogo constructivo y amistoso", y no tome "represalias innecesarias" contra los migrantes hondureños, quienes según la presidenta, hacen una gran contribución a la economía de Estados Unidos. Según datos de las autoridades de Tegucigalpa, más de un millón de hondureños, tanto legales como indocumentados, viven en EE.UU., y aproximadamente 280,000 están en lista de deportación. Las remesas enviadas por los migrantes representan alrededor del 25% del Producto Interno Bruto (PIB) de Honduras.

En su intervención, Castro también adelantó que, como presidenta pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), convocará a una reunión de cancilleres, en colaboración con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, para abordar la migración y expresar solidaridad con Haití y Cuba. La reunión también será una oportunidad para discutir las políticas migratorias en la región y fortalecer la cooperación entre los países latinoamericanos y caribeños.