Los manglares del noroeste de México han sufrido una pérdida significativa de mil 817 hectáreas entre 2015 y 2020, según un análisis realizado por investigadores del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio). Utilizando la plataforma Google Earth Engine y tecnología de teledetección espacial, el estudio detalló las principales causas de esta disminución, como el incremento de actividades humanas y fenómenos naturales.
El equipo interdisciplinario procesó imágenes satelitales generadas por el Sentinel II de la Agencia Espacial Europea, que ofrece actualizaciones cada cinco días. Estas imágenes permitieron clasificar los tipos de manglares predominantes en la región, como el manglar rojo (*Rhizophora mangle*), *Avicennia germinans* y *Laguncularia racemosa*. La verificación en campo complementó el análisis digital para confirmar los hallazgos.
Impacto por estados
- **Baja California y Baja California Sur**: Regiones con cambios mínimos debido a la falta de perturbaciones antropogénicas y la naturaleza aislada de los manglares.
- **Sinaloa**: El mayor descenso en la cobertura de dosel, impulsado por el crecimiento de la acuacultura, cambios de uso de suelo y los efectos del huracán Willa en 2018. Aunque el ecosistema presenta una recuperación paulatina, el daño inmediato fue considerable.
Los manglares son ecosistemas esenciales que ofrecen servicios como la captura de carbono, protección costera y soporte para pesquerías. Sin embargo, su degradación implica una pérdida en estos beneficios, afectando tanto a la biodiversidad como a las comunidades locales que dependen de ellos.
Publicado en la revista *Plos One*, el estudio enfatiza la necesidad de políticas públicas enfocadas en la restauración y conservación de los manglares. Los investigadores destacan la urgencia de priorizar recursos para programas de carbono azul, rehabilitación y mitigación del cambio climático, asegurando que estos bosques continúen ofreciendo sus valiosos servicios ecosistémicos.
Este esfuerzo científico busca no solo documentar la pérdida, sino también informar la toma de decisiones estratégicas para proteger uno de los recursos naturales más importantes del noroeste de México.