La Navidad en México tiene una relevancia única, pues no solo se celebra como una tradición religiosa, sino también como un evento cultural profundamente enraizado en el mestizaje que dio origen al país. Según el investigador Jorge Eugenio Traslosheros Hernández, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, esta festividad reúne tres factores clave: tradición histórica, convicción religiosa y un anhelo colectivo de paz y reconciliación.
De acuerdo con Traslosheros, la primera Navidad en territorio mexicano tuvo lugar el 25 de diciembre de 1519, en Tlaxcala. Aunque no existen testimonios directos, la lógica histórica sugiere que Hernán Cortés y sus hombres, recién llegados en Semana Santa de ese año, celebraron esta festividad con una misa conmemorativa. Este evento marcó el inicio de una tradición que, con el tiempo, amalgamaría elementos europeos e indígenas.
El Programa Editorial de la Coordinación de Humanidades de la UNAM respalda esta afirmación en su obra *Aspectos de las fiestas navideñas en México*, señalando que esta misa constituyó la primera celebración estrictamente religiosa de la Navidad en el país.
La Navidad mexicana comenzó a tomar forma en los siglos XVI y XVII, durante el proceso de mestizaje cultural que integró elementos indocristianos y medievales. Los franciscanos desempeñaron un papel crucial en este desarrollo, introduciendo tradiciones como la colocación del nacimiento, el simbolismo de Belén y la representación del niño Jesús.
“El mestizaje cultural que surgió en esta época no solo fusionó costumbres, sino que creó una nueva identidad. La Navidad, como la conocemos hoy, es resultado de esta síntesis barroca que ha continuado evolucionando con el tiempo”, afirma Traslosheros.
Aunque esencialmente religiosa, la Navidad en México ha trascendido las creencias para convertirse en una festividad compartida por creyentes y no creyentes. Esto se debe, según el investigador, a que más allá de su origen, la celebración responde a un deseo colectivo de vivir en paz, justicia y reconciliación, valores que resuenan profundamente en un país marcado por la violencia y la desigualdad.
“En un México tan dolido y en una crisis tan profunda de humanidad, la Navidad adquiere un significado más fuerte. Es un momento de esperanza y unidad para todos, independientemente de sus creencias”, reflexiona el especialista.
Respecto a las críticas que consideran la Navidad como una festividad ajena a la identidad mexicana, Traslosheros señala que estas carecen de sustento histórico. “Nuestra cultura no es prehispánica ni puramente europea, sino una síntesis que combina el barroco virreinal y el mexica. Decir que la Navidad es externa ignora nuestro propio mestizaje cultural”, argumenta.
Para quienes deseen explorar más sobre el significado de la Navidad en México, el investigador recomienda leer *La Navidad en las montañas* de Ignacio Manuel Altamirano, una obra de 1871 que captura el espíritu de esta festividad en el contexto mexicano.
La Navidad, en su dimensión histórica, religiosa y cultural, sigue siendo un recordatorio de la riqueza del mestizaje y de los valores universales que unen a las personas, incluso en los momentos más difíciles.