En un nuevo intento por restaurar el orden en el país, Haití ha designado a Alix Didier Fils-Aime como su nuevo primer ministro, en sustitución de Garry Conille, quien ocupó el cargo desde mayo de este año. Conille, exfuncionario de Naciones Unidas, enfrentó enormes desafíos durante su breve mandato debido a la escalada de violencia e inseguridad en el país, atribuida en gran parte al control de múltiples pandillas sobre zonas críticas de la nación.
Haití atraviesa una crisis política y de seguridad sin precedentes desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021. La falta de un presidente y un parlamento formal ha dejado al país sin una estructura gubernamental completa, limitando la capacidad de respuesta oficial. La constitución haitiana contempla un Consejo de Transición Presidencial, que se ha intentado implementar para guiar a la nación hacia la estabilidad política, aunque con resultados limitados hasta ahora.
Conille asumió el cargo con la esperanza de estabilizar el país y facilitar una transición democrática que no ha sido alcanzada desde las elecciones presidenciales de 2016. Sin embargo, su salida subraya los crecientes desafíos en Haití, donde los ciudadanos enfrentan la amenaza constante de violencia de las pandillas, que incluso han llegado a controlar el aeropuerto internacional. Ariel Henry, quien precedió a Conille, fue obligado a dejar el país después de que pandillas bloquearan el aeropuerto tras su participación en una reunión en Guyana.
Alix Didier Fils-Aime enfrenta ahora la difícil tarea de restablecer la seguridad y avanzar en el proceso de restauración democrática en una nación que ha sufrido una prolongada falta de liderazgo y protección.