Alexander Rogers, estudiante de tercer año en el Colegio Corpus Christi de la Universidad de Oxford, fue hallado muerto a principios de este año tras ser retirado su cuerpo del río Támesis. La causa de su fallecimiento, determinada como traumatismo craneoencefálico, ha sido relacionada con un presunto suicidio motivado por el aislamiento social que sufrió tras una acusación no formalizada por parte de una ex pareja.
Según testimonios, Rogers, quien alguna vez corrió un maratón para recaudar fondos para la prevención del suicidio, había compartido mensajes de disculpa con amigos antes de desaparecer, calificando sus acciones como "no intencionales, pero imperdonables". Fue reportado como desaparecido por un compañero preocupado, y el mismo día fue hallado en el río Támesis.
El médico forense que investigó el caso llamó la atención del gobierno británico sobre la creciente "cultura de cancelación", instando a examinar sus posibles efectos en el bienestar psicológico de los estudiantes. El caso ha impulsado a expertos y funcionarios a cuestionar el impacto de este tipo de presiones en la vida estudiantil.