En una medida que ha generado debate, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, se convirtió en el primero en referirse oficialmente al Golfo de México como "Golfo de América". El cambio apareció en una declaratoria de emergencia emitida por el estado en relación con una tormenta invernal que se dirige hacia la región de Panhandle.
En la orden ejecutiva estatal número 25-13, titulada *Sistema de Gestión de Emergencias del Clima Invernal del Golfo*, se menciona que "un área de baja presión se mueve a través del Golfo de América". Esta referencia marca un precedente en Estados Unidos, ya que el cambio de nombre aún no ha sido formalizado a nivel federal.
El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, había anunciado durante su discurso inaugural que una de sus primeras acciones sería renombrar el Golfo de México. Según Trump, el nuevo nombre refleja mejor la influencia de Estados Unidos en la región.
“Hacemos la mayor parte del trabajo allí. Vamos a cambiar el nombre del Golfo de México a Golfo de América, que es hermoso y abarca mucho territorio. Qué nombre tan hermoso, y es apropiado”, declaró Trump días antes de asumir el cargo.
La propuesta ha provocado una ola de críticas, particularmente en México, donde ciudadanos y líderes políticos consideran que un cambio de esta magnitud no puede ser decidido unilateralmente por el presidente estadounidense.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, abordó el tema durante su conferencia matutina y desestimó la acción, aclarando que el cambio de nombre sería únicamente en plataformas estadounidenses.
"Más allá de cualquier cosa, lo establecen para su plataforma continental. Para nosotros sigue siendo Golfo de México y para el mundo entero sigue siendo Golfo de México", afirmó Sheinbaum.
El cambio propuesto por Trump y adoptado por Florida plantea preguntas sobre los límites del poder unilateral y la soberanía internacional. Mientras algunos sectores en Estados Unidos ven la medida como una reafirmación de identidad, otros consideran que podría tensar las relaciones diplomáticas entre ambos países.
El impacto de este cambio, si se implementa formalmente, no solo podría afectar la percepción cultural e histórica de la región, sino también la cooperación en temas clave como el comercio, la pesca y la gestión de recursos naturales en el Golfo.
Por ahora, el Golfo de México sigue siendo el término reconocido por el resto del mundo, dejando en el aire si esta medida será solo un gesto político o el inicio de una controversia mayor.