El pasado 14 de enero, miles de ascetas hindúes y millones de peregrinos participaron en el primer gran baño del festival Maha Kumbh en la ciudad de Prayagraj, al norte de India. Armados con tridentes, espadas, lanzas y tambores de dos cabezas, los hombres santos cubiertos de cenizas marcharon hacia la confluencia de los ríos Ganges, Yamuna y el mítico Saraswati, en lo que constituye una de las mayores concentraciones religiosas del mundo.
Con coronas de caléndulas y rastas, los devotos entonaron cánticos religiosos en honor a Shiva, el dios hindú conocido como "El Destructor". La procesión, llena de color y fervor religioso, fue acompañada de tambores y cuernos. El evento marca el inicio del Maha Kumbh, que comenzó oficialmente el 13 de enero con más de 15 millones de personas participando en los rituales. Se espera que durante las seis semanas de festividades, más de 400 millones de personas se sumen a la celebración.
El Maha Kumbh tiene sus raíces en una antigua leyenda hindú, según la cual el dios Vishnu arrebató a los demonios una jarra dorada que contenía el néctar de la inmortalidad. Las gotas del néctar cayeron en cuatro lugares sagrados: Prayagraj, Nasik, Ujjain y Haridwar, donde el festival se ha celebrado durante siglos. La festividad rota entre estos cuatro sitios de peregrinación, celebrándose aproximadamente cada tres años, con fechas determinadas por la alineación cósmica del sol, la luna y Júpiter.
Para acomodar a los millones de asistentes, las autoridades han construido una ciudad improvisada de tiendas de campaña a orillas del río, con una infraestructura de 3 mil cocinas y 150 mil baños y urinarios. El gobierno de India ha invertido más de 765 millones de dólares en el evento, con el objetivo de impresionar a la población india y atraer a turistas de todo el mundo. Para garantizar el orden público y la seguridad, se han movilizado a unos 50 mil efectivos de seguridad.
A lo largo del festival, los ascetas hindúes, conocidos como Naga Sadhus, juegan un papel central. Estos hombres santos, parte de órdenes religiosas que históricamente fueron ejércitos mercenarios, veneran a Shiva y organizan rituales religiosos que incluyen baños sagrados, oraciones, meditaciones y sesiones de yoga. Cada día, millones de devotos se sumergen en las aguas gélidas de los ríos, con la esperanza de purificar sus almas y alcanzar la salvación.