El sarampión, una enfermedad que en 2016 parecía erradicada en el continente americano, ha vuelto a ser una preocupación de salud pública en México y el mundo. La disminución de la cobertura de vacunación, acentuada por la pandemia de COVID-19, movimientos migratorios y el auge de los movimientos antivacunas, ha provocado un aumento en los casos, según investigadoras del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM.  
 
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2022, solo el 70% de la población mexicana está vacunada contra el sarampión, lejos del 95% necesario para alcanzar la inmunidad de rebaño. Este déficit aumenta la susceptibilidad de la población a brotes, incluso por casos importados, como los que encendieron las alarmas sanitarias en México a inicios de este año.  

La doctora Susana López Charretón, investigadora del IBt y miembro de El Colegio Nacional, señaló que la vacunación contra el sarampión es esencial y segura. “Con el esquema completo se protege de por vida. Se inmuniza a los niños a los 12 meses y se refuerza a los 18 meses, asegurando una altísima protección”, explicó.  
 
El sarampión no solo es extremadamente contagioso —una persona infectada puede transmitir el virus a 10 o 15 más—, sino que también puede tener consecuencias severas, como encefalitis, ceguera, sordera, e incluso la muerte en uno de cada mil casos.  

El virus infecta principalmente las vías respiratorias, se replica en las células del sistema inmune y rápidamente se disemina por todo el cuerpo. Sus síntomas incluyen fiebre, tos, ojos llorosos, manchas blancas en las mejillas y erupciones cutáneas.  

Uno de los factores agravantes en el resurgimiento del sarampión son los movimientos antivacunas, que diseminan información falsa sobre los efectos adversos de las vacunas. “Es un error creer que vacunarse es solo una decisión personal. No inmunizar a los niños pone en riesgo a toda la comunidad, especialmente a personas inmunodeficientes y adultos mayores cuya inmunidad ha disminuido”, subrayó López Charretón.  

Las investigadoras destacaron la importancia de promover campañas de vacunación, especialmente para quienes no completaron sus esquemas durante la emergencia sanitaria por COVID-19. “Si perdemos la costumbre de vacunarnos, regresaremos a enfrentar enfermedades que ya habíamos controlado. Es más peligroso no vacunarse que hacerlo”, concluyó López Charretón.  

Este llamado cobra especial relevancia ante los brotes registrados en Asia, África y Europa, donde el sarampión está resurgiendo como una amenaza mundial. La vacunación masiva es la única manera de detener la propagación de este virus y proteger a las generaciones futuras.