El pasado 25 de diciembre, la capital siria, Damasco, fue escenario de una serie de protestas organizadas por la comunidad cristiana, como respuesta al incendio de un árbol de Navidad en la ciudad de **Suqaylabiyah**, en el centro del país. El incidente, ocurrido la noche anterior, desató la indignación de los cristianos locales y generó demandas de mayor protección para esta comunidad, que se encuentra en constante preocupación por su seguridad en medio de la creciente violencia y tensión en Siria.
El árbol, instalado en una de las zonas mayoritariamente cristianas de Suqaylabiyah, fue incendiado por individuos aún no identificados. La acción fue captada en un video que rápidamente se viralizó en redes sociales, mostrando a un hombre junto a un grupo de sacerdotes prometiendo restaurar el árbol y castigar a los responsables del acto vandálico. Esto dio pie a las protestas en Damasco, donde los manifestantes exigieron garantías de seguridad para los cristianos en el país, temerosos de nuevas agresiones.
El ataque al árbol de Navidad se produjo en un contexto de creciente incertidumbre, poco después de la caída del gobierno de **Bashar al-Assad** en **Alepo**, lo que aumentó el temor de las comunidades cristianas ante posibles represalias de grupos armados. Aunque el grupo rebelde **Hayat Tahrir Al-Sham** (HTS) no ha impedido las celebraciones navideñas, la falta de garantías oficiales sobre la seguridad de los cristianos genera desconfianza entre los residentes.
En Damasco, muchos cristianos optaron por no participar en las celebraciones por miedo a posibles ataques. **George**, un joven católico de la ciudad, comentó que, a pesar de que las oraciones y rituales navideños no han sido prohibidos, la preocupación por la seguridad sigue siendo latente. "El temor es real, y necesitamos saber que la seguridad será garantizada", expresó.
El clima de inseguridad no solo afecta a Siria, sino que también se extiende a otras regiones de Oriente Medio. En **Belén**, cuna del cristianismo, los cristianos enfrentan la opresión derivada de la ocupación israelí y los recientes conflictos en Gaza, lo que ha afectado gravemente las celebraciones navideñas. Las festividades en la ciudad se limitaron a oraciones y rituales religiosos como muestra de solidaridad con el pueblo palestino.
En el **Líbano**, aunque las tensiones persisten, la comunidad cristiana celebra la Navidad con una esperanza renovada, tras el alto el fuego entre **Hezbolá** e **Israel**. Beirut se ha decorado con adornos navideños y mercados festivos, aunque las heridas del pasado conflicto siguen marcando la memoria colectiva de los libaneses.
Este 2023, las celebraciones navideñas en Siria, Líbano y Palestina están marcadas por el temor, pero también por la esperanza de que las festividades puedan ser un símbolo de resistencia y unidad ante la adversidad. Sin embargo, los conflictos y las dificultades económicas continúan presentes, poniendo en duda la posibilidad de una celebración verdaderamente pacífica.