Ecuador se encuentra en medio de una crisis ambiental con 22 incendios forestales activos, de los cuales se han logrado controlar dos, principalmente concentrados en la región de la sierra andina. La Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) del Gobierno ha estado vigilando la situación a nivel nacional.

Según un reporte de EFE, la provincia de Imbabura es una de las más afectadas, con cinco incendios forestales aún en curso. Otras provincias severamente impactadas incluyen Pichincha, Cotopaxi y Loja, cada una con cuatro incendios activos. Las provincias de Bolívar, Azuay y Carchi también reportan entre uno y dos incendios cada una. 

En contraste, la región costera muestra una situación más controlada, con solo un incendio activo en la provincia de Guayas. Los incendios en El Oro y Carchi, ubicados en las regiones costera y andina respectivamente, han sido controlados.

Los incendios se han visto agravados por una intensa sequía y fuertes vientos que han facilitado la propagación del fuego. Las autoridades están investigando el origen de los incendios y no descartan la posibilidad de que algunos hayan sido provocados intencionalmente.

Hasta la semana pasada, las estimaciones oficiales indican que aproximadamente 16,000 hectáreas han sido consumidas por el fuego en un período de dos semanas. La situación en la capital, Quito, se ha vuelto crítica debido al humo denso que ha cubierto la ciudad, producto de incendios en zonas rurales cercanas.

Tres incendios en las afueras de Quito han generado grandes columnas de humo que, arrastradas por el viento, han reducido la visibilidad y afectado la calidad del aire en la ciudad. Cuenca, la capital de Azuay, ha experimentado un problema similar.

Las autoridades locales han aconsejado a los ciudadanos que permanezcan en casa y utilicen mascarillas para protegerse del humo. Los esfuerzos continúan para mitigar los efectos de los incendios y evitar una mayor expansión del fuego.