El gobierno de Donald Trump ha desplegado el destructor USS Gravely, un buque de guerra diseñado para interceptar misiles balísticos, en la frontera sur de Estados Unidos, como parte de sus medidas contra la inmigración ilegal y el narcotráfico, informaron este lunes funcionarios de defensa.

El general Alexus G. Grynkewich, director de operaciones del Estado Mayor Conjunto del Pentágono, confirmó que el USS Gravely ya se encuentra en el Golfo de México, al que el expresidente ha decidido llamar el “Golfo de Estados Unidos”, y que su misión será la intercepción de drogas y otras amenazas que intenten ingresar al país.

“El USS Gravely… se desplegará en el Golfo de Estados Unidos y sus alrededores, participando en la misión de intercepción de drogas y otras cosas que se dirijan a nuestro país”, declaró Grynkewich en conferencia de prensa.

El sábado, el Comando Norte de EE.UU. informó que el buque partió de la Estación de Armas Navales de Yorktown, en Virginia, para operar en aguas estadounidenses e internacionales, en estrecha colaboración con la Guardia Costera de EE.UU..

Este destructor, que en el pasado fue utilizado en Medio Oriente y derribó misiles lanzados por los rebeldes hutíes en el mar Rojo, ahora será clave en la nueva estrategia fronteriza de Trump. Sin embargo, el Pentágono no ha revelado los detalles de las maniobras que llevará a cabo en el Golfo de México.

Desde que asumió su segundo mandato, Trump ha recurrido a su poderío militar para reforzar las políticas migratorias y de seguridad nacional.
    •    Aviones militares han sido utilizados para la repatriación de migrantes deportados.
    •    Drones y aviones espías han sobrevolado México con el fin de recopilar información sobre los cárteles del narcotráfico.
    •    El portaaviones USS Nimitz ha patrullado aguas internacionales cerca de la costa de Baja California.

El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, reiteró que la administración de Trump considera que la protección de la frontera no solo abarca tierra firme, sino también las vías marítimas vecinas al territorio estadounidense.

Con esta nueva medida, la Casa Blanca refuerza su postura de que la seguridad fronteriza es un asunto de seguridad nacional, y no descarta el uso de más recursos militares en la lucha contra el narcotráfico y la migración ilegal.