La Estatua de la Libertad, uno de los monumentos más emblemáticos de Estados Unidos, ha sido centro de una polémica luego de que el político francés Raphaël Glucksmann solicitara su devolución a Francia. Su petición, basada en críticas a la política estadounidense actual, fue rápidamente rechazada por la Casa Blanca.

El eurodiputado de centroizquierda argumentó que Estados Unidos ya no representa los valores que motivaron a Francia a regalar la estatua en 1884, haciendo referencia a políticas recientes bajo la administración de Donald Trump.

“Te lo regalamos, pero parece que lo desprecias. Así que estarás bien aquí en casa”, declaró Glucksmann en un evento de su movimiento político, Place Publique. Además, acusó a EE.UU. de alinearse con “tiranos” y de recortar fondos para la investigación científica.

Las declaraciones del eurodiputado provocaron una reacción inmediata en Washington. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, desestimó la solicitud con una respuesta contundente:

“Por supuesto que no”, afirmó, subrayando la histórica relación entre ambos países.

Además, lanzó una crítica directa a Glucksmann, recordando el papel de Estados Unidos en la liberación de Francia durante la Segunda Guerra Mundial:

“Mi consejo para ese político francés de bajo nivel sería recordarle que es solo gracias a los Estados Unidos de América que los franceses no están hablando alemán en este momento, por lo que deberían estar muy agradecidos con nuestro gran país”, declaró.

La Estatua de la Libertad fue un regalo de Francia a Estados Unidos en 1884, con motivo del centenario de la independencia estadounidense. Diseñada por el escultor Auguste Bartholdi, el monumento se inauguró en 1886 en el puerto de Nueva York, convirtiéndose en un símbolo de libertad y democracia.

En París, una réplica más pequeña de la estatua se encuentra en una isla del río Sena, reflejando los lazos históricos entre ambas naciones.

Más allá de la controversia por la estatua, Glucksmann también criticó las recientes políticas de Donald Trump, especialmente los recortes en financiamiento para la investigación científica.

“Si quieren despedir a sus mejores investigadores, si quieren despedir a todas las personas que, con su libertad y su sentido de la innovación, su gusto por la duda y la investigación, han hecho de su país la primera potencia mundial, entonces les daremos la bienvenida”, declaró el eurodiputado.

Desde que Trump regresó a la Casa Blanca en enero, su gobierno ha reducido fondos federales para la investigación, afectando áreas clave como la salud y el cambio climático.

A pesar de la controversia, la estatua sigue en su lugar y la Casa Blanca ha dejado claro que no tiene intención de devolverla.