La sal es un condimento esencial en nuestra cocina, pero su consumo excesivo puede ser perjudicial para la salud. A pesar de su utilidad para realzar el sabor de los alimentos e incluso para la conservación de algunos productos, abusar de la sal puede incrementar el riesgo de desarrollar enfermedades graves como ciertos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el aumento de la presión arterial es uno de los principales efectos del consumo excesivo de sal. Además, advierte sobre el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares e incluso cáncer de estómago. Un informe del Instituto Nacional de Salud Pública señala que "la sal puede dañar directamente la mucosa gástrica y promover la formación de compuestos N-nitrosos, potencialmente cancerígenos, así como la infección por H. Pylori".
La American Cancer Society explica que el riesgo de padecer cáncer de estómago es mayor en personas cuyas dietas incluyen "grandes cantidades de alimentos preservados con sal, como carnes y pescados salados, y verduras encurtidas". Además, el consumo excesivo de sal puede empeorar otras condiciones de salud como el asma, la osteoporosis, los cálculos renales y la insuficiencia renal.
A pesar de que en pequeñas cantidades la sal es útil para el cuerpo, su consumo excesivo puede acarrear graves consecuencias. Por ello, la OMS ha recomendado que su ingesta en adultos no sea mayor a 5 g al día, lo que equivale aproximadamente a una cucharadita. Y para los menores de 10 años, la cantidad máxima de sodio no debe superar los 4 g diarios.
La OMS recomienda tener el control sobre el consumo de sal, ya que muchas veces podemos rebasar las dosis seguras sin darnos cuenta. Y es que el sodio no solo viene de las recetas que preparamos, sino de una variedad de alimentos procesados.
Según la Procuraduría Federal del Consumidor, algunos de los alimentos que adquirimos en el supermercado contienen niveles elevados de sodio, por ejemplo:
Salsas embotelladas.
Cereales para el desayuno.
Galletas.
Tortillas de harina.
Tostadas de maíz.
Alimentos enlatados.
Palomitas para microondas.
Cacahuates.
Aderezos.
Botanas.
Para evitar ingerir altas dosis de sal, la Fundación Cardiológica Argentina y la Profeco aconsejan reducir el consumo de alimentos procesados. En las comidas, este condimento puede sustituirse con hierbas aromáticas o especias como la pimienta, el comino y la cúrcuma. Finalmente, recuerda revisar el etiquetado de los productos para que tomes una decisión informada sobre su consumo.