Lo que parecía ser un año perfecto para Shohei Ohtani, con récords históricos y un contrato multimillonario, se ha visto empañado por una grave acusación. Su exintérprete, Ippei Mizuhara, ha denunciado públicamente al jugador japonés por explotación laboral, desencadenando un escándalo que ha conmocionado al mundo del béisbol.

Mizuhara, en una presentación judicial, ha detallado una serie de abusos que habría sufrido durante su tiempo trabajando para Ohtani. Según su testimonio, el japonés lo habría sometido a jornadas laborales excesivas, sin descanso y con una remuneración muy por debajo de lo que consideraba justo. Además, el exintérprete asegura que se veía obligado a realizar tareas que iban más allá de sus funciones como traductor, como conducir a Ohtani, hacer sus compras y hasta llevar a su perro al veterinario.

La situación se agrava aún más con las acusaciones de fraude. Mizuhara habría intentado realizar una transferencia bancaria de 200 mil dólares en nombre de Ohtani, lo que ha generado dudas sobre la transparencia en la relación laboral entre ambos. Las autoridades han iniciado una investigación y han encontrado pruebas que respaldan las acusaciones de Mizuhara.

El caso ha generado un gran revuelo en la opinión pública y ha puesto en entredicho la imagen de Shohei Ohtani, quien hasta ahora era considerado uno de los deportistas más admirados y respetados. Si bien las acusaciones son graves, es importante recordar que se trata de un caso judicial en curso y que Ohtani aún no se ha pronunciado al respecto.

Por su parte, Mizuhara enfrenta cargos por fraude bancario e intento de fraude fiscal. Las autoridades han solicitado una condena de 57 meses de prisión, aunque su defensa ha pedido una pena menor, argumentando que el exintérprete ya ha mostrado arrepentimiento y está dispuesto a reparar el daño causado.

Este escándalo plantea interrogantes sobre las condiciones laborales de los deportistas de alto rendimiento y la relación entre los atletas y sus equipos de trabajo. Además, pone en evidencia la importancia de proteger los derechos de los empleados, incluso cuando se trata de figuras públicas con contratos millonarios.