Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México desde 2021, ofreció ayer su última rueda de prensa antes de dejar el cargo, destacando los logros alcanzados durante su gestión y asegurando no tener arrepentimientos, pese a los retos y tensiones bilaterales que enfrentó.
“No me arrepiento de nada. Me voy mejor, sintiéndome que llevamos un trabajo fuerte y bueno, que se debía llevar entre los dos países con más frecuencia”, expresó Salazar, de 69 años, quien fue designado por el presidente Joe Biden.
Durante su gestión, Salazar visitó los 32 estados de México en más de 120 ocasiones, subrayando la relevancia de la cooperación entre ambos países. “Nuestros países han vivido una cooperación histórica, consolidando a América del Norte como la principal potencia económica”, afirmó.
Sin embargo, las relaciones con el Gobierno mexicano no estuvieron exentas de tensiones. Aunque comenzó con cercanía al presidente Andrés Manuel López Obrador, los desacuerdos en torno a la reforma judicial mexicana y la producción de fentanilo marcaron los últimos meses de su mandato.
Uno de los puntos más controvertidos fue el tema del fentanilo, un narcótico que ha generado una crisis de salud pública en Estados Unidos. Salazar insistió en que el fentanilo se produce en México y llamó a mantener la cooperación para combatir su fabricación y tráfico.
“Sé lo que pasa, que hay fentanilo en México y también sé que se produce acá. Pero el debate sobre si se produce o no no nos lleva a donde tenemos que ir”, afirmó, en referencia a la necesidad de enfocar los esfuerzos en soluciones conjuntas.
La salida de Salazar ocurre poco antes de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos el próximo 20 de enero. Trump ha nominado al coronel retirado Ronald Johnson como nuevo embajador en México, sujeto a la aprobación del Senado estadounidense.
Salazar reconoció que las propuestas de deportaciones masivas y políticas migratorias más estrictas del presidente electo generarán temor y cambios significativos para la comunidad migrante, compuesta por más de 11 millones de personas, la mitad de ellas de origen mexicano.
Por su parte, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha reiterado su llamado a proteger a los mexicanos deportados y ha propuesto una reunión regional para abordar los desafíos de la migración. Sheinbaum insistió en que Estados Unidos debe repatriar a los deportados directamente a sus países de origen, en lugar de enviarlos a México.
Con la salida de Salazar, Mark Johnson asumirá temporalmente como encargado de negocios en la Embajada de Estados Unidos en México.
El legado de Ken Salazar deja una agenda marcada por el diálogo, la cooperación y los desafíos compartidos entre las dos naciones. Su paso por México será recordado como un capítulo clave en la relación bilateral en tiempos de grandes transformaciones políticas y sociales.