Un video compartido en Instagram ha puesto en evidencia las diferencias culturales que rodean al consumo de cerveza, tras capturar la desconcertada reacción de un ciudadano alemán frente a un grupo de turistas preparando micheladas en pleno **Oktoberfest**, el famoso festival cervecero de Múnich.
En el clip, que rápidamente acumuló más de 265 mil reacciones, un grupo de visitantes, aparentemente mexicanos, decide personalizar su cerveza con limón, salsas y especias, tal como dicta la tradición de la **michelada**. Sin embargo, esta práctica no pasó desapercibida para un alemán cercano, cuya mirada de incredulidad lo convirtió en protagonista del video.
Para los alemanes, cuya relación con la cerveza está profundamente arraigada en su cultura, esta bebida debe consumirse pura, sin añadidos que alteren su sabor o esencia. **Oktoberfest**, que data de 1810, es más que una celebración; es un homenaje a la cerveza como símbolo nacional.
La michelada, ampliamente popular en México y América Latina, representa todo lo contrario al purismo cervecero alemán. Para muchos, es una expresión creativa que eleva la experiencia de beber cerveza. Sin embargo, para otros, especialmente los más apegados a las tradiciones alemanas, es vista como una forma de “desperdiciar” la bebida.
“¡No soy alemán y pienso lo mismo!”, comentó un usuario en redes sociales, mientras que otro, más relajado, agregó: “Cada quien con sus gustos, pero entiendo al señor, debe ser raro verlo”.
La anécdota no solo provocó risas, sino que abrió un debate sobre cómo las culturas reinterpretan alimentos y bebidas tradicionales. Mientras algunos usuarios defendieron la creatividad de las micheladas, otros se mostraron solidarios con el alemán: “Es como si alguien le pusiera catsup a los tacos en México”.
Este episodio en el Oktoberfest es un recordatorio de cómo las tradiciones culinarias y las costumbres pueden ser percibidas de formas muy distintas alrededor del mundo. Para algunos, la cerveza es una obra maestra que debe disfrutarse sin modificaciones; para otros, es un lienzo en blanco listo para personalizarse.
Lo que queda claro es que, entre la pureza alemana y el ingenio mexicano, este choque cultural ha unido a ambos mundos en una discusión que, irónicamente, todos disfrutan con una cerveza en la mano.