Aunque no se fume, convivir con alguien que sí lo hace puede dañar gravemente la salud, especialmente elevando el riesgo de hipertensión arterial, advierte un estudio realizado por la Universidad de Sungkyunkwan, en Seúl, Corea del Sur.

La investigación, presentada en 2019, determinó que el tabaquismo pasivo en el hogar o en el trabajo se asocia con un aumento del 13% en el riesgo de hipertensión, y si la exposición al humo de segunda mano supera los 10 años, el riesgo se incrementa hasta un 17%.

El estudio analizó datos de 131,739 personas no fumadoras, con una edad promedio de 35 años, y cuyos niveles de exposición fueron verificados mediante pruebas de cotinina urinaria, un metabolito que refleja la presencia de nicotina en el cuerpo. Se trata del primer estudio de gran escala en usar un método objetivo para medir la exposición al humo de segunda mano.

“Incluso niveles bajos de exposición pueden ser peligrosos, y el riesgo aumenta con la duración del contacto con fumadores”, advirtió Byung Jin Kim, uno de los autores del estudio. Además, hombres y mujeres no fumadores fueron igualmente afectados por esta condición.

El estudio también encontró que quienes sufrían hipertensión eran 4% más propensos a estar expuestos al humo pasivo que aquellos con presión arterial normal. En general, la presión arterial fue un 7.2% más alta en personas expuestas al humo del tabaco en su entorno diario.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que la hipertensión es una de las principales causas de muerte prematura a nivel global, responsable de casi 10 millones de muertes en 2015.

Los investigadores subrayan la urgencia de eliminar por completo la exposición al humo de segunda mano, especialmente en hogares y lugares de trabajo, para reducir el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.

Este estudio refuerza el llamado a políticas públicas más estrictas para proteger a los no fumadores y fomentar ambientes 100% libres de humo.