En una noche de ensueño para los fanáticos de Los Ángeles, los Dodgers aplastaron 18-2 a los Yankees de Nueva York en el segundo juego de la serie, asegurando la victoria general en un enfrentamiento que prometía paridad, pero que terminó siendo una demostración de poder ofensivo del equipo californiano.

Desde el primer inning, los Dodgers mostraron su intención de no dar respiro. Will Smith abrió el marcador con un sencillo, y desde ahí, el ataque fue incesante. Hyeseong Kim, Tommy Edman y Max Muncy comandaron la ofensiva, destacando este último con un jonrón de tres carreras en la segunda entrada que amplió la ventaja a un demoledor 10-0.

Por su parte, los Yankees apenas pudieron hacer algo frente al vendaval angelino. Aaron Judge conectó dos cuadrangulares solitarios —en la cuarta y octava entrada— que representaron las únicas dos carreras del equipo neoyorquino. Pero esos destellos no fueron suficientes para frenar a unos Dodgers en plena inspiración.

El Dodger Stadium estalló con cada batazo, incluyendo los jonrones de Andy Pagés en la séptima y Dalton Rushing en la octava, este último sustituyendo a Shohei Ohtani, quien fue retirado tras asegurar una ventaja contundente.

Con el marcador 15-2 en la octava entrada, los Dodgers no bajaron el ritmo y sumaron tres carreras más antes de cerrar con autoridad en la novena, dejando sin reacción a unos Yankees superados en todas las facetas del juego.

A pesar del resultado, ambos equipos mantienen un récord casi idéntico en la temporada: Dodgers con 36-22 y Yankees con 35-22, ambos liderando sus respectivas divisiones. Sin embargo, el poder mostrado por los angelinos deja claro que, de momento, son los que imponen condiciones en este clásico moderno del béisbol de Grandes Ligas.