Con el final de 2024 a la vuelta de la esquina, millones de personas en todo el mundo se preparan para dar la bienvenida al 2025. Aunque esta festividad une a la humanidad en un espíritu de renovación, no todos la celebran al mismo tiempo. Gracias a los husos horarios, determinados por la rotación de la Tierra, algunas regiones comienzan el año antes que otras.
Kiribati, un país insular en el Océano Pacífico, será el primero en celebrar el Año Nuevo. En particular, su famosa "Isla de Navidad" tiene el privilegio de dar inicio al 2025 gracias a su ubicación en la zona horaria más adelantada del mundo, 18 horas por delante del tiempo del Centro de México. Esto hace que este lugar también sea el primero en recibir la Navidad cada año.
En contraste, las Islas Baker y Howard, pequeños territorios deshabitados administrados por Estados Unidos en el Océano Pacífico, serán las últimas en cerrar el 2024. Ubicadas 6 horas por detrás del tiempo del Centro de México, estas islas marcan el punto final del cambio de año en el planeta.
A pesar de que Kiribati e Islas Baker están separadas por solo 1,179 kilómetros —una distancia equivalente a un vuelo de hora y media entre Guadalajara y Guaymas, en México—, la diferencia horaria entre ambos lugares es abismal. Viajar entre estas dos ubicaciones en Año Nuevo sería como retroceder en el tiempo: podrías partir de Kiribati a la 1:00 a.m. del 1 de enero y llegar a Baker a las 3:00 a.m. del 31 de diciembre.
El continente americano, incluido México, es de los últimos en recibir el Año Nuevo debido a la dirección en la que rota la Tierra. Esto da tiempo a países de Europa, África y Asia de adelantarse en las festividades, mientras el continente americano aún espera su turno.
Así, la llegada del Año Nuevo se convierte en un espectáculo global que muestra cómo las distintas zonas horarias conectan al mundo en una celebración común, pero a destiempos. Un recordatorio de que, aunque vivimos en un mismo planeta, la percepción del tiempo puede ser sorprendentemente relativa.