La planta nuclear Three Mile Island reabrirá en 2028 para abastecer a Microsoft

La planta nuclear Three Mile Island reabrirá en 2028 para abastecer a Microsoft

La planta nuclear Three Mile Island (TMI), ubicada en Pensilvania y conocida por el peor accidente nuclear en la historia de Estados Unidos en 1979, volverá a operar en 2028 para suministrar energía a Microsoft. Este acuerdo se enmarca en una iniciativa para cubrir las crecientes necesidades energéticas de la división de Inteligencia Artificial (IA) de la compañía.

Constellation Energy, la empresa encargada de la generación de energía a partir de fuentes no combustibles, anunció la reactivación del reactor TMI-1, que no fue afectado por el accidente de 1979. Este reactor proporcionará 835 megavatios de energía a Microsoft durante un periodo de 20 años, una vez que obtenga la autorización de la Comisión Reguladora Nuclear, que evaluará las condiciones de seguridad ambiental.

Joe Domínguez, presidente de Constellation Energy, enfatizó la importancia de la energía nuclear como fuente confiable y libre de carbón para sectores críticos, como los centros de datos. Por su parte, Bobby Hollis, vicepresidente de Energía de Microsoft, destacó el acuerdo como un avance clave en la estrategia de la empresa hacia un suministro energético más sostenible.

La reapertura de TMI también tendrá un impacto positivo en la economía local, con la creación de 3,400 empleos y una inyección de 16 mil millones de dólares al PIB regional, además de 3 mil millones en impuestos. La empresa se ha comprometido a destinar un millón de dólares a actividades filantrópicas en la comunidad.

A pesar del escepticismo que persiste desde el accidente de 1979, en el que se liberaron gases radiactivos, la energía nuclear ha comenzado a ser reconsiderada como una opción viable para combatir el cambio climático. En 2022, la Unión Europea clasificó la energía nuclear como una energía verde, reflejando un cambio de percepción en torno a su uso.

El accidente en Three Mile Island, ocurrido el 28 de marzo de 1979, fue un catalizador para la revisión y mejora de las normas de seguridad nuclear en Estados Unidos. Aunque no se registraron muertes ni daños inmediatos para la población, el incidente provocó una desconfianza duradera hacia la energía nuclear, una situación que podría estar cambiando con la nueva era de descarbonización y demanda energética.



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