En Japón, la mafia ha encontrado una ingeniosa y sofisticada manera de lavar dinero utilizando cartas de Pokémon, que en el mercado pueden alcanzar precios exorbitantes, algunas de ellas superando los 5 millones de pesos. Este esquema, que combina tecnología avanzada y el mercado de coleccionistas, ha llamado la atención de las autoridades y aficionados por igual.
Un exdirigente de un grupo criminal reveló a *Shunkan Gendai Online* que las cartas de Pokémon se compran en grandes cantidades utilizando dinero de origen ilícito. Posteriormente, se seleccionan las de mayor valor, que son transportadas al extranjero para su reventa, generando ingresos aparentemente legales.
Para maximizar sus ganancias, los grupos delictivos emplean detectores de metales y otras herramientas tecnológicas que les permiten identificar las cartas más valiosas dentro de paquetes sellados, sin necesidad de abrirlos. Las cartas de menor valor, por su parte, se revenden a precio de costo, recuperando parte de la inversión inicial.
Este esquema no solo ha incrementado el interés en el mercado de cartas de Pokémon, sino también los robos relacionados. La policía de Tokio reportó en la segunda mitad de 2022 un número sin precedentes de robos de cartas en tiendas especializadas.
Casos similares se han registrado en otras partes del mundo. En febrero de 2022, una tienda en Minnesota sufrió la pérdida de mercancía de Pokémon valuada en aproximadamente 250 mil pesos. Más recientemente, en enero de 2024, una tienda en California fue víctima del robo de 35 mil cartas. En este último caso, los empleados señalaron que los ladrones no parecían tener conocimiento sobre cuáles eran las cartas de mayor valor, lo que limitó sus ganancias.
El auge del coleccionismo de cartas de Pokémon, impulsado por la nostalgia y el creciente interés en artículos de edición limitada, ha transformado estas piezas en un mercado multimillonario. Sin embargo, su alta demanda y la facilidad para transportarlas las han convertido en una herramienta perfecta para el lavado de dinero.
El caso de Japón subraya la necesidad de mayores controles en la compra-venta de cartas de colección y pone en evidencia cómo los grupos delictivos adaptan sus estrategias para explotar nichos inesperados en mercados globales. Mientras tanto, las autoridades siguen trabajando para contrarrestar esta práctica y garantizar la seguridad en una actividad que, para muchos, representa un simple juego o pasatiempo.