El ronquido es un fenómeno común que afecta aproximadamente a la mitad de la población adulta y a uno de cada diez niños. Aunque a menudo se percibe como una simple molestia nocturna, este ruido podría estar indicando problemas de salud más graves. Uno de los más preocupantes es la apnea obstructiva del sueño, una condición que puede tener consecuencias severas si no se trata a tiempo.

Este se produce cuando los tejidos de la garganta vibran debido al estrechamiento de las vías respiratorias durante el sueño. Esto puede ser causado por varios factores, como dormir boca arriba, el consumo de alcohol, algunos medicamentos o cambios anatómicos, como amígdalas grandes o un paladar estrecho. También la obesidad, el tabaquismo y el embarazo contribuyen a su aparición.

Edilson Zancanella, presidente de la Asociación Brasileña de Medicina del Sueño, explica que al dormir, la relajación de los músculos puede alterar el flujo de aire, generando los ronquidos. En casos más serios, estos ruidos pueden ser una manifestación de una obstrucción mayor en las vías respiratorias, conocida como apnea del sueño.

Luciane Mello, neumóloga e investigadora del Instituto del Sueño, advierte que aunque el ronquido puede parecer inofensivo, en muchas ocasiones es una señal de que algo no está bien. La apnea obstructiva del sueño, que se caracteriza por pausas en la respiración durante el descanso, puede derivar en enfermedades cardíacas o accidentes cerebrovasculares si no se trata adecuadamente.

Los efectos de una mala calidad de sueño, tanto por ronquidos como por apneas, pueden ser devastadores. La falta de sueño reparador impacta la memoria, la concentración y el estado de ánimo, y aumenta el riesgo de trastornos depresivos, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.

El diagnóstico adecuado del ronquido debe realizarse por un profesional especializado, quien evaluará las causas y recomendará el tratamiento adecuado. Esto puede incluir cambios en el estilo de vida, como perder peso o dejar de fumar, el uso de dispositivos como máquinas de presión positiva continua (CPAP), o incluso cirugía en casos extremos.

En el caso de los niños, el ronquido puede ser una señal de apnea obstructiva del sueño, lo que en ocasiones requiere la extracción de amígdalas o adenoides para mejorar su calidad de sueño y prevenir complicaciones futuras.

Prestar atención a los síntomas es clave. Si se presentan pausas respiratorias, somnolencia diurna o interrupciones frecuentes del sueño, es fundamental consultar a un especialista. Un diagnóstico temprano no solo puede prevenir problemas graves de salud, sino también mejorar la calidad de vida de quienes roncan y de sus seres queridos.