Al menos 88 personas han muerto tras las inundaciones devastadoras que azotaron la ciudad de Mokwa, en el estado de Níger, Nigeria, el pasado jueves, según confirmó Husseini Isah, jefe de operaciones de emergencia en Minna, capital estatal.

“La cifra sigue aumentando”, advirtió Isah, al señalar que las labores de rescate continúan mientras muchas personas permanecen en situación de riesgo. El número inicial de víctimas era de 20, pero el balance se ha incrementado dramáticamente en las últimas horas.

Las lluvias torrenciales, que se extendieron por varias horas, provocaron el desbordamiento de varios ríos en la zona. Según residentes y funcionarios, el colapso de una presa cercana agravó considerablemente la situación, arrasando con viviendas, caminos y mercados.

Mokwa, ciudad clave en el comercio entre el sur y el norte del país, ha quedado prácticamente incomunicada, con miles de habitantes desplazados o atrapados por el agua.

Este tipo de desastres no son nuevos en Nigeria. En septiembre del año pasado, una situación similar en Maiduguri, al noreste del país, dejó al menos 30 muertos y millones de desplazados debido al colapso de otra represa.

Las regiones cercanas a los ríos Níger y Benue suelen ser las más vulnerables durante la temporada de lluvias. Sin embargo, la falta de infraestructura adecuada y de planes preventivos continúa exponiendo a las comunidades a catástrofes evitables.

Las autoridades locales han hecho un llamado urgente al gobierno federal y a organizaciones humanitarias para brindar apoyo inmediato a los afectados y trabajar en soluciones sostenibles para prevenir futuras tragedias.