El expresidente de Bolivia, Evo Morales, quedó prácticamente excluido de las elecciones presidenciales de agosto de 2025, tras el fracaso en el intento de inscribir su candidatura mediante el Partido Acción Nacional Boliviano (Pan-Bol), cuya personería jurídica fue cancelada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Este lunes, Wilma Alanoca, delegada de Morales y su compañera de fórmula, no logró ingresar a las oficinas del TSE en La Paz debido a un operativo policial que restringió el acceso únicamente a representantes autorizados. “Se están vulnerando nuestros derechos, no nos dejan ingresar”, denunció Alanoca, acompañada por simpatizantes del exmandatario.
La cancelación de Pan-Bol se debió a que no alcanzó el mínimo del 3% de votos requeridos en las elecciones anteriores. A pesar de esa limitación, la delegación afín a Morales intentó formalizar su postulación antes de la expiración del plazo legal.
Morales, quien gobernó Bolivia entre 2006 y 2019, ya había sido inhabilitado previamente por el Tribunal Constitucional, el cual prohibió las reelecciones indefinidas, bloqueando su regreso al poder por la vía legal. El exmandatario había anunciado que pelearía por su habilitación mediante acciones jurídicas y movilizaciones populares.
Además del fallo constitucional, Morales perdió el control político del Movimiento al Socialismo (MAS), partido que fundó y con el que gobernó durante más de una década. La conducción del MAS fue transferida en 2023 a sectores afines al actual presidente Luis Arce, con quien Morales mantiene una tensa relación y una abierta disputa por el liderazgo del oficialismo.
En ese marco, el presidente Arce renunció a buscar la reelección y expresó su respaldo al exministro de Gobierno Eduardo del Castillo, quien este lunes sí pudo registrar su candidatura presidencial ante el TSE como representante del MAS.
Desde su bastión en el Chapare, región cocalera del centro del país, Morales denunció que enfrenta una campaña judicial en su contra, mientras se mantiene vigente una orden de aprehensión por un presunto caso de abuso de una menor. Las autoridades han advertido que podría ser detenido si abandona la zona sin declarar.
Ante este panorama, sectores afines a Morales han convocado movilizaciones “escalonadas” a partir del martes, exigiendo su habilitación. El viernes pasado, choques entre seguidores del exmandatario y fuerzas policiales en las inmediaciones del TSE dejaron varios heridos y detenidos, lo que llevó a reforzar la seguridad en el lugar.
El vocal del TSE, Francisco Vargas, confirmó la inhabilitación legal de Pan-Bol, aunque reconoció que puede apelar ante el Tribunal Constitucional, instancia que ya ha anticipado que no permitirá acciones que alteren el calendario electoral.
Morales no es el único aspirante en dificultades. También ha sido impugnada la postulación de Andrónico Rodríguez, presidente del Senado y figura emergente de una agrupación disidente del MAS, quien denunció presiones judiciales y manipulación política en su contra.
En medio de fracturas internas y tensiones políticas, Bolivia enfrenta un proceso electoral marcado por incertidumbre, conflictos legales y una creciente polarización, que podría reconfigurar por completo el mapa político nacional rumbo a 2025.