Aunque son uno de los antojitos favoritos de millones de mexicanos, los esquites podrían no ser tan inocentes como parecen. Una porción de 250 gramos, preparada de forma tradicional con mayonesa, queso y crema, puede alcanzar hasta 500 calorías, una cifra similar a la de una hamburguesa, pero en un volumen mucho menor.
El dato, revelado por fuentes especializadas en nutrición, ha generado sorpresa entre quienes suelen considerar a este platillo callejero como una opción ligera. Sin embargo, los expertos aclaran que todo depende de cómo se preparen y, sobre todo, de los ingredientes que se agregan al maíz.
El maíz, base tanto de los esquites como del elote, es altamente nutritivo: contiene fibra, potasio, ácido fólico y vitamina B. De hecho, una porción sin aderezos puede contener entre 60 y 100 calorías, lo que lo convierte en una buena opción para quienes cuidan su alimentación.
El problema comienza cuando entran en escena los ingredientes adicionales. Una sola cucharada de mayonesa o queso puede añadir entre 60 y 90 calorías, y no es raro que los esquites se sirvan con varias de estas. La combinación, si se suma crema o mantequilla, eleva considerablemente el aporte calórico total.
En contraste, los elotes, aunque usan ingredientes similares, tienden a ser más ligeros. Una pieza puede tener entre 70 y 250 calorías, dependiendo de la cantidad de aderezos. Esto se debe, en parte, a que se utiliza menos volumen de mayonesa o queso en comparación con los esquites.
Para quienes desean seguir disfrutando de estos antojitos sin sacrificar su dieta, los especialistas sugieren opciones como:
• Esquites sin mayonesa ni queso: bajos en calorías y ricos en fibra.
• Elote con sal y limón: una alternativa sabrosa y ligera.
• Elote con poco queso y mayonesa: menos calórico que los esquites con la misma combinación.
Además, muchas recetas tradicionales incluyen epazote, una hierba aromática con beneficios digestivos y antiinflamatorios.
En resumen, los esquites no tienen por qué estar prohibidos en una alimentación saludable. Con pequeñas modificaciones, pueden seguir siendo parte del menú cotidiano, sin culpas ni sorpresas en la báscula. Como en todo, el equilibrio es la clave.