Yanar Dag: La montaña en llamas que nunca se apaga

Yanar Dag: La montaña en llamas que nunca se apaga

Muy cerca de Bakú, la capital de Azerbaiyán, se encuentra uno de los espectáculos más asombrosos de la naturaleza: Yanar Dag, que en idioma azerí significa “montaña en llamas”. Se trata de una colina donde el fuego brota espontáneamente del suelo y arde de forma ininterrumpida las 24 horas del día, los 365 días del año.

A diferencia de lo que se podría pensar, este fenómeno no es producto de la intervención humana ni de efectos especiales. Es el resultado de una peculiaridad geológica única: el suelo de la península de Absheron está repleto de gas natural, el cual se filtra a través de grietas y, al entrar en contacto con el oxígeno del aire, se enciende espontáneamente.

Lo más sorprendente es que el flujo de gas es constante y no necesita de infraestructura alguna. Ni la lluvia, ni el viento ni la nieve logran apagar estas llamas, que parecen emanar de las entrañas mismas del planeta.

Este fenómeno ha fascinado a la humanidad durante siglos. Marco Polo, en el siglo XIII, ya hacía mención de las “llamas que brotan del suelo” al pasar por esta región del Cáucaso. Pero mucho antes, los zoroastristas, seguidores de una de las religiones más antiguas del mundo, ya veneraban este sitio como un lugar sagrado, al considerar el fuego un símbolo de pureza y divinidad.

A unos kilómetros de Yanar Dag se encuentra el histórico templo de Ateshgah, conocido como el templo del fuego, donde los antiguos peregrinos acudían a rendir culto a las llamas eternas.

Aunque algunos han comparado este espectáculo con el legendario fuego griego —una sustancia incendiaria usada en la guerra que no se apagaba ni con agua—, la gran diferencia radica en su origen. Mientras el fuego griego era un invento humano, Yanar Dag es una expresión viva de la energía interna del planeta, un incendio natural que ha ardido por siglos… y que no muestra señales de extinguirse.



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