¿Cuáles son los niveles normales de presión arterial y qué riesgos implica desviarse de ellos?

¿Cuáles son los niveles normales de presión arterial y qué riesgos implica desviarse de ellos?

La presión arterial, definida como la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias mientras el corazón late, es un indicador clave del estado de salud cardiovascular. Según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), mantenerla dentro de valores normales es fundamental para evitar complicaciones graves.

Los niveles considerados normales son de 120/80 mmHg. Cifras por debajo de este parámetro se clasifican como hipotensión o presión baja, mientras que mediciones por encima podrían indicar hipertensión, una de las principales causas de enfermedades del corazón.

¿Qué significa tener presión arterial baja?

La hipotensión ocurre cuando la presión sistólica (el número superior) cae por debajo de 90 mmHg o cuando la diastólica (el número inferior) está por debajo de 60 mmHg. Esta condición puede reducir el flujo de sangre a los órganos vitales, causando síntomas como mareos, desmayos, visión borrosa y fatiga extrema.

¿Y la presión elevada o hipertensión?

Por el contrario, la presión arterial elevada se da cuando la presión sistólica está entre 120 y 129 mmHg, mientras que la diastólica sigue por debajo de 80 mmHg. Cuando los valores llegan o superan los 130/80 mmHg, se habla ya de hipertensión, una condición que requiere atención médica urgente y sostenida.

Consecuencias de no tratar la hipertensión

Ignorar la presión alta puede llevar a consecuencias devastadoras como:
    •    Ataques cardíacos
    •    Accidentes cerebrovasculares
    •    Aneurismas
    •    Insuficiencia renal y cardíaca
    •    Problemas de visión
    •    Deterioro cognitivo o demencia
    •    Síndrome metabólico
    •    Incluso la muerte

Los expertos recomiendan revisiones periódicas, una dieta balanceada, ejercicio regular y control del estrés como medidas clave para mantener una presión arterial saludable.

En caso de detectar valores anormales, acudir al médico es fundamental. Solo un profesional puede determinar si se trata de un episodio pasajero o de una condición crónica que requiere tratamiento farmacológico o cambios en el estilo de vida.

Mantener la presión arterial bajo control no solo mejora la calidad de vida, sino que también puede evitar complicaciones severas a largo plazo



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