En el marco del 87 aniversario de la Expropiación Petrolera, decretada el 18 de marzo de 1938 por el presidente Lázaro Cárdenas del Río, académicos de la UNAM reflexionan sobre el papel actual de la industria petrolera en México y los retos que plantea la transición hacia energías renovables.
A pesar de su relevancia histórica, la industria petrolera representa hoy en día un porcentaje modesto del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, situándose en torno al 3.7 por ciento. Los ingresos tributarios, por ejemplo, representan una porción significativamente mayor de los ingresos totales del país.
Expertos coinciden en que, si bien es necesario avanzar hacia fuentes de energía más limpias, los hidrocarburos seguirán siendo fundamentales en la matriz energética mundial durante las próximas décadas. El gas natural, por ejemplo, se perfila como una opción de transición debido a su menor impacto ambiental en comparación con otros combustibles fósiles.
La extracción y combustión de hidrocarburos plantean desafíos ambientales significativos, como la contaminación y el cambio climático. Además, la volatilidad de los precios del petróleo y los elevados costos de transformación y transporte representan riesgos para la economía mexicana.
La Expropiación Petrolera fue un acto de soberanía que consolidó el control del Estado sobre los recursos naturales y fortaleció la identidad nacional. Los expertos coinciden en la importancia de mantener el sector energético en manos del Estado para proteger los intereses de la nación.
La transición hacia energías renovables es un proceso gradual que requiere inversión en investigación y desarrollo tecnológico. A medida que se agoten los recursos fósiles, será necesario explorar alternativas energéticas sostenibles, como la energía eléctrica.