La reciente tormenta que azotó a la ciudad de Dubai ha generado especulaciones sobre la posibilidad de que haya sido creada mediante la siembra de nubes. Sin embargo, un análisis detallado revela que el tamaño y la intensidad de la tormenta la descartan como resultado de la intervención humana.

Richard Washington, profesor de Ciencias del Clima en la Universidad de Oxford, quien participó en experimentos de siembra de nubes en el pasado, explicó el proceso y la dificultad de atribuir una sola tormenta a esta técnica.

El experimento en el que estuvo involucrado, conocido como "Rain" (Aumento de Lluvia en Nelspruit), implicó varios años de esfuerzo. Washington señaló que la siembra de nubes implica agregar partículas diminutas a una nube para promover la formación de gotas de lluvia, pero aclaró que nunca se pudo probar de manera concluyente que una tormenta específica hubiera sido alterada por esta técnica.

El análisis meteorológico de la tormenta en Dubai reveló que fue el resultado de condiciones atmosféricas excepcionales, como la convergencia de corrientes de chorro y la presencia de aire húmedo importado, lo que generó tormentas eléctricas de gran escala que se mantuvieron durante muchas horas.

Washington desestimó la idea de que la siembra de nubes pudiera ser responsable de una tormenta tan monumental, ya que las nubes profundas y de gran escala no son el objetivo de este tipo de experimentos.

Además, destacó la ironía de cómo se acepta fácilmente la idea de que unas pocas partículas puedan causar una lluvia sin precedentes, mientras que a menudo se niega el impacto de las emisiones de carbono en el clima.

En conclusión, la tormenta en Dubai fue un fenómeno natural extraordinario, alimentado por condiciones atmosféricas excepcionales, y no puede atribuirse a la siembra de nubes.