El gobierno de Guatemala activó este pasado 11 de junio el Plan Mercurio, una estrategia de seguridad fronteriza destinada a contener el avance de organizaciones criminales como el Cártel Chiapas Guatemala y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), en la zona limítrofe con México.
La medida fue tomada tras el reciente abatimiento de Baldemar Calderón Castillo, líder del Cártel Chiapas Guatemala, durante un operativo en el que fuerzas mexicanas cruzaron la frontera, lo que provocó una nota diplomática de protesta por parte del gobierno guatemalteco y posteriores disculpas de México.
Según información publicada por Proceso, la XIX Zona Militar de Guatemala ha intensificado la vigilancia en el departamento de Huehuetenango, una zona fronteriza de más de 7 mil kilómetros cuadrados que incluye 33 municipios. Soldados guatemaltecos patrullan activamente los numerosos pasos clandestinos, comúnmente utilizados para el tráfico de mercancías y movimientos de grupos delictivos.
El Plan Mercurio representa la segunda gran operación militar en menos de un año. En julio de 2024, se desplegó un operativo similar cuando familias mexicanas cruzaron la frontera huyendo de enfrentamientos entre cárteles, lo que evidenció el grado de violencia que se vive en la región.
El más reciente incidente se registró cerca de La Mesilla, donde elementos de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal de México ingresaron a territorio guatemalteco durante una persecución. En respuesta, comunidades locales han comenzado a construir zanjas y muros improvisados para evitar el paso de vehículos utilizados por el crimen organizado.
En paralelo, soldados mexicanos de la VII Región Militar mantienen un despliegue importante en Frontera Comalapa, uno de los municipios más afectados por la violencia de los cárteles. A pesar de que no hay un operativo bilateral formal, la colaboración de facto entre ambos países refleja la urgencia de una respuesta conjunta ante una amenaza que no respeta fronteras.
Mientras helicópteros militares sobrevuelan la zona y se intensifican los patrullajes en ambos lados de la frontera, los gobiernos de México y Guatemala se enfrentan al reto de garantizar la seguridad sin escalar tensiones diplomáticas, en una de las regiones más vulnerables al embate del crimen organizado en Centroamérica.
