La Selección Chilena ha quedado oficialmente eliminada del Mundial de 2026, tras caer este martes por 2-0 ante Bolivia en La Paz. El resultado terminó de sepultar las escasas aspiraciones de La Roja, que necesitaba un verdadero milagro para mantener viva su esperanza en las Eliminatorias Sudamericanas.
Los goles de Miguel Terceros y Enzo Monteiro marcaron la diferencia en un encuentro que, a pesar de jugarse con superioridad numérica desde el minuto 32 tras la expulsión del boliviano Fernando Saucedo, Chile no logró controlar ni aprovechar. El equipo chileno terminó aún más diezmado por la tarjeta roja a Francisco Sierralta, sellando una actuación caótica.
Tras el pitazo final, el técnico Ricardo Gareca presentó su renuncia, informando directamente al plantel y luego en conferencia de prensa:
“Lo intentamos todo, pero no se dieron los resultados. Es lo mejor para todos”, afirmó. Gareca aclaró que su decisión no fue motivada por razones contractuales, sino por la falta de resultados. Su breve ciclo al mando dejó un pobre balance de una victoria, dos empates y seis derrotas.
La Roja se despide del proceso clasificatorio con apenas 10 puntos en 16 fechas, repitiendo por tercera vez consecutiva su ausencia en una Copa del Mundo. De esos 10 puntos, solo cinco fueron conseguidos con Gareca, quien asumió con un equipo ya en crisis.
Antes del partido, Chile aún mantenía opciones matemáticas para aspirar al repechaje, pero requería una combinación improbable: ganar sus tres partidos restantes, que al menos tres selecciones superiores tropezaran repetidamente, mejorar su diferencia de gol y depender de otros resultados. La derrota ante Bolivia acabó con cualquier posibilidad.
La eliminación deja al fútbol chileno en una profunda crisis deportiva, institucional y generacional, mientras la Federación Chilena de Fútbol deberá comenzar de inmediato la búsqueda de un nuevo técnico y un proyecto serio con miras al futuro