La ciudad de Los Ángeles vive su tercer día consecutivo de protestas y enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden, en respuesta a las redadas migratorias masivas llevadas a cabo por autoridades federales. En medio del caos, el presidente Donald Trump arremetió este domingo contra la “izquierda radical”, a la que responsabilizó por los disturbios.
“Estas protestas de la Izquierda Radical, por instigadores y a menudo alborotadores pagados, no serán toleradas (…) A partir de ahora, no se permitirá el uso de máscaras en las protestas”, publicó Trump en Truth Social, mientras agradecía el accionar de la Guardia Nacional, desplegada en la ciudad desde el sábado.
El mandatario también aprovechó para lanzar ataques personales contra el gobernador de California, Gavin Newsom, al que llamó “Nuevaescoria”, y contra la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, criticando su gestión durante emergencias anteriores como los incendios forestales.
Choques, gases y heridos
Las tensiones se agravaron el sábado en la ciudad de Paramount, donde más de 50 vehículos federales ejecutaron un operativo migratorio en una empresa local. Grupos de activistas y miembros de la comunidad intentaron impedir las detenciones, siendo reprimidos con gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y balas de goma por parte de los agentes.
Se reportaron varios heridos entre los manifestantes, mientras que decenas fueron detenidos. Las autoridades utilizaron tácticas militares para dispersar a la multitud y extraer a los migrantes detenidos, en una acción que fue condenada por organizaciones civiles y de derechos humanos.
El Departamento de Seguridad Interna (DHS) justificó la respuesta argumentando que varios manifestantes vandalizaron vehículos oficiales y un edificio federal, tras las primeras redadas el viernes por la noche en al menos siete ubicaciones de Los Ángeles.
Reacciones divididas
La alcaldesa Karen Bass manifestó su desacuerdo con el envío de 2 mil efectivos de la Guardia Nacional, afirmando en entrevista con ABC que confía en que las fuerzas locales pueden controlar la situación. En contraste, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, advirtió que podrían desplegar infantes de la Marina si la violencia persiste.
Desde el gobierno estatal, el gobernador Newsom calificó esta posibilidad como un “comportamiento desquiciado”, incrementando el ya tenso cruce entre autoridades estatales y la Casa Blanca.
El conflicto en Los Ángeles refleja una creciente polarización política y social frente a las políticas migratorias del gobierno federal, con implicaciones legales y humanitarias que podrían extenderse más allá del estado de California.