Un lago lleno de tarjetas: el extraño ritual de la suerte que sorprende en Perú

Un lago lleno de tarjetas: el extraño ritual de la suerte que sorprende en Perú

En el corazón de Perú, un peculiar ritual ha capturado la atención de miles de personas en redes sociales. Se trata de un lago ubicado en el Parque de las Leyendas, en Lima, que se ha vuelto viral no por su belleza natural, sino por el curioso contenido que descansa en sus aguas: tarjetas de crédito y débito.

Lejos de las tradicionales monedas que suelen lanzarse a fuentes o lagos como símbolo de buena suerte, en este lugar los visitantes han comenzado a arrojar sus tarjetas bancarias, convirtiéndolo en un moderno y llamativo ritual de deseos. En TikTok, los videos que muestran esta práctica acumulan más de 301 mil reacciones, despertando tanto fascinación como controversia.

Los clips muestran cómo personas de todas las edades lanzan sus tarjetas al lago, mientras otros se limitan a observar con asombro el fondo cubierto de plástico. La escena ha generado una oleada de comentarios, desde los humorísticos como “Ahí sí da gusto caerse”, hasta los críticos que alertan sobre el impacto ecológico: “El plástico contamina, voy a recogerlo”.

La práctica ha abierto un debate entre lo simbólico y lo responsable. Mientras algunos lo ven como una forma moderna de manifestar deseos, otros cuestionan su lógica y sus consecuencias. “¿Por qué tiran tarjetas? ¿Será porque ya no sirven?”, reflexionó un usuario, destacando la contradicción entre el deseo de suerte y la contaminación.

Más allá de la viralidad, este lago plantea una interesante reflexión sobre cómo evolucionan las tradiciones en la era digital. Lo que comenzó como una simple expresión de superstición o buen augurio, hoy se enfrenta a críticas por el daño potencial al ecosistema del parque, reconocido por su biodiversidad y valor cultural.

Las autoridades del recinto no han emitido aún un pronunciamiento oficial sobre la práctica, pero voces ambientalistas ya piden medidas para frenar esta tendencia, que aunque curiosa, podría dejar una huella negativa en uno de los espacios naturales más visitados de la capital peruana.



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