El papa León XIV, el primer pontífice estadounidense en la historia de la Iglesia católica, celebró este viernes su primera misa como líder de los más de 1,300 millones de católicos en el mundo. En una emotiva ceremonia en la Capilla Sixtina, el nuevo papa aseguró que su elección representa tanto “una cruz como una bendición”, y pidió a los cardenales que lo eligieron su apoyo en la misión de continuar el legado de justicia social impulsado por el papa Francisco.

Nacido en Chicago como Robert Prevost y de formación agustina, León XIV fue elegido el jueves como el papa número 267, rompiendo con una tradición no escrita que desaconsejaba la elección de un estadounidense al papado por la influencia global de su país. En sus primeras palabras, improvisadas en inglés, el pontífice expresó su gratitud por la confianza depositada en él y el compromiso de liderar la Iglesia como “comunidad, como amigos de Jesús, como creyentes”.

Durante la misa, que incluyó la participación de dos mujeres en la lectura de las Escrituras —una posible señal de su intención de reforzar el papel femenino en la Iglesia—, León XIV abordó con firmeza la necesidad de evangelizar con alegría en un mundo que, según dijo, “con frecuencia ridiculiza la fe cristiana”.

“Jesús es malinterpretado, reducido a una especie de líder carismático o superhombre”, lamentó en italiano. También alertó sobre lo que describió como un “estado de ateísmo práctico” entre muchos bautizados, y enumeró las heridas sociales que eso provoca: “la pérdida de sentido, el descuido de la misericordia, la crisis familiar y las violaciones de la dignidad humana”.

El Vaticano anunció que León XIV tomará posesión oficial del cargo en una misa el próximo 18 de mayo, y ofrecerá su primera audiencia general el 21. Mientras tanto, ha solicitado a todos los jefes de oficinas del Vaticano que continúen en sus funciones mientras reflexiona sobre posibles nombramientos definitivos.

En un gesto de sencillez que también ha sido interpretado como símbolo de su estilo pastoral, León XIV vistió zapatos negros comunes, alejándose del tradicional calzado rojo papal.

Con su elección, la Iglesia inicia una nueva etapa en la que muchos observan un equilibrio entre continuidad y renovación, en la figura de un papa que llega desde Estados Unidos pero con una clara vocación universal.