Las estrictas medidas antimigrantes impuestas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han llevado a un aumento del 20% en la permanencia de migrantes en Tapachula, Chiapas, ciudad fronteriza con Guatemala, según datos de la organización Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer ‘Elisa Martínez’.
De acuerdo con Cristian Gómez Fuentes, coordinador de la organización, muchas migrantes venezolanas, cubanas, ecuatorianas y centroamericanas que han quedado varadas en la ciudad han recurrido al trabajo sexual como medio de subsistencia.
“Aumentó el número de migrantes varados en Tapachula porque muchos han retornado a su país, mientras que otros se están quedando aquí”, explicó Gómez Fuentes.
A seis semanas del regreso de Trump a la Casa Blanca, miles de extranjeros continúan acudiendo a las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) en busca de asilo o residencia permanente en México. Sin embargo, los tiempos de espera son largos.
Katerina González, una migrante cubana, relató a EFE que su cita en la Comar está agendada para el 31 de marzo, por lo que deberá esperar varias semanas para conocer su situación.
“El sueño se ha agotado un poco, todos los cubanos queríamos llegar al ‘país de las oportunidades’, pero nada, nos quedaremos aquí y trataremos de seguir adelante”, declaró González, quien trabaja en un restaurante mientras espera su resolución migratoria.
Otro migrante cubano, Leonardo, señaló que la falta de documentos le impide conseguir trabajo y depende de la ayuda de su familia en Estados Unidos. “Trump fastidió todo, hay muchos cubanos aquí esperando que se legalicen para no tener problemas con la justicia”, expresó.
Desde su regreso al poder el 20 de enero, Trump ha endurecido su política migratoria con medidas como deportaciones masivas, el cierre parcial de la frontera y la eliminación de la aplicación CBP One, que permitía solicitar asilo desde el sur de México.
Ante esta presión, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha insistido en que los encuentros de migrantes irregulares en la frontera con EE.UU. han alcanzado su nivel más bajo en la historia reciente, con solo 367 casos registrados el 17 de febrero.