Rafael Nadal, una de las figuras más icónicas del tenis mundial, podría haber disputado el último partido de su histórica carrera en la Copa Davis. Frente a un abarrotado Palacio de Deportes José María Martín Carpena en Málaga, el español dejó todo en la cancha, pero su esfuerzo no fue suficiente. Botic Van de Zandschulp, de los Países Bajos, venció a Nadal por un doble 4-6, complicando la eliminatoria para España y dejando el destino del equipo en manos de Carlos Alcaraz.  
  
“Los finales felices son para las películas americanas”, había adelantado Nadal antes del encuentro. Y aunque el escenario y la pasión del público español apuntaban a una noche épica, la realidad fue distinta. Nadal, lejos de su mejor nivel físico y competitivo, luchó con la garra que lo caracteriza, pero no pudo contra un rival que supo aprovechar los momentos clave.  

El primer set comenzó prometedor para Nadal, quien con un potente smash encendió a los aficionados. Sin embargo, Van de Zandschulp quebró su servicio en el noveno juego para tomar la ventaja y cerrar el parcial con autoridad.  

En el segundo set, Nadal dejó un destello de su grandeza al quebrar el saque del neerlandés, celebrando como en los viejos tiempos y arrancando ovaciones de la grada. Pero la respuesta de Van de Zandschulp fue contundente, llevándose el set y el partido.  

La derrota de Nadal deja a España en una posición comprometida en la eliminatoria contra los Países Bajos. Ahora, la responsabilidad recae en Carlos Alcaraz, quien deberá enfrentar a Tallon Griekspoor en el segundo partido de individuales. De salir victorioso, Alcaraz también disputará el dobles junto a Marcel Granollers para intentar mantener a España en la pelea.  

En caso de que Alcaraz y Granollers consigan ambas victorias, Nadal podría tener una última oportunidad de despedirse el viernes, posiblemente como parte de un duelo decisivo en la Copa Davis.  

Independientemente del resultado, el nombre de Rafael Nadal ya está grabado en la historia del deporte. Su entrega en la cancha y su compromiso con España lo han convertido en un ícono que trasciende el tenis. Si este fue su último rugido, lo hizo como siempre: luchando hasta el final y ganándose el respeto de todos los que presenciaron su grandeza.