¿De qué están hechas?: La verdad detrás de las medallas olímpicas

¿De qué están hechas?: La verdad detrás de las medallas olímpicas

La ilusión de morder una medalla de oro puro y sentir el peso de la historia olímpica es un sueño que persigue todo atleta. Sin embargo, la realidad es un poco más compleja. Los Juegos Olímpicos de París 2024 han revelado un secreto que podría sorprender a muchos: las medallas de oro no son de oro puro.

La principal razón detrás de esta decisión es económica. El alto costo del oro haría que producir medallas de oro puro fuera prohibitivamente caro. Además, el oro es un metal extremadamente suave, lo que lo hace susceptible a deformaciones. Por estas razones, las medallas de oro olímpicas están compuestas principalmente de plata, con un fino recubrimiento de oro.

Para darle un toque único a las medallas de París 2024, los organizadores han incorporado fragmentos de hierro de la Torre Eiffel. Estas piezas, junto con los seis pequeños cierres de las medallas, simbolizan los millones de remaches que sostienen este icónico monumento.

Aunque el valor material de una medalla olímpica puede ser relativamente bajo, su valor sentimental e histórico es incalculable. Para los atletas, ganar una medalla olímpica representa el clímax de años de entrenamiento y sacrificio. Además, muchas medallas se han subastado por sumas significativas, demostrando que su valor va más allá del precio de los metales preciosos.

La tradición de premiar a los atletas con medallas se remonta a los Juegos Olímpicos de la antigüedad, donde los ganadores recibían coronas de laurel. Sin embargo, fue en los Juegos Olímpicos modernos que las medallas de oro, plata y bronce se convirtieron en el símbolo universal de la victoria.

Si bien las medallas de oro olímpicas no son de oro puro, su significado y valor perduran a lo largo de los siglos. Representan el triunfo del espíritu humano, la dedicación y el esfuerzo. Y aunque el oro puro pueda ser un mito, la gloria de ganar una medalla olímpica es algo muy real.

 



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