A medida que se acercan las elecciones en Estados Unidos y Puerto Rico, el cantante Bad Bunny ha emergido como una de las voces más contundentes de la oposición. Aprovechando su proyección mediática, el artista ha financiado una serie de espectaculares que critican al Partido Nuevo Progresista (PNP), el cual se mantendrá en el poder al menos hasta el 5 de noviembre.

Las vallas publicitarias incluyen mensajes provocativos como “Quien vota PNP no ama a Puerto Rico” y “Votar PNP es votar por la corrupción”, lo que ha desencadenado la ira del partido gobernante. A inicios de esta semana, las calles de Puerto Rico amanecieron con estos anuncios que vinculaban al PNP con la corrupción.

La controversia ha polarizado la opinión pública. Mientras algunos seguidores de Bad Bunny apoyan su iniciativa, el PNP ha presentado una queja ante la Oficina del Contralor Electoral, alegando que los anuncios violan la Ley 222-2011, que exige la identificación clara de quienes financian la propaganda política. Además, acusaron al artista de pagar por “anuncios fantasmas”.

Bad Bunny no tardó en responder a las críticas, utilizando sus redes sociales para asumir la responsabilidad de los anuncios y reafirmar sus críticas al PNP, relacionando su administración con LUMA, la empresa encargada de la transmisión eléctrica en la isla, criticada por la privatización de la energía y los constantes apagones.

Aunque el cantante ha reconocido públicamente su autoría, esto no lo exime de posibles sanciones bajo la Ley 222-2011, que requiere la identificación de financiamiento desde el momento de la publicación de la propaganda.

El PNP también ha atacado indirectamente a Bad Bunny mediante sus propios espectaculares en las calles, evidenciando la tensión entre el partido y el artista.

Este no es el primer intento de Bad Bunny de utilizar su influencia para visibilizar injusticias en Puerto Rico. A través de su música, ha abordado diversas problemáticas, desde la crisis por el huracán María hasta la gentrificación. Canciones como “El Apagón” y “Estamos Bien” han resonado entre los puertorriqueños, convirtiéndose en himnos de resistencia y reflejando su compromiso con las causas sociales.

Con su audaz postura política, Bad Bunny continúa posicionándose como una figura clave en el activismo cultural y político de Puerto Rico, utilizando su plataforma para abogar por un cambio significativo en la isla.