El reciente paso del huracán Alberto por Nuevo León ha avivado los recuerdos dolorosos del huracán Alex, que hace 14 años dejó una marca imborrable en la memoria colectiva de los regiomontanos. Con vientos de hasta 175 kilómetros por hora y precipitaciones equivalentes a dos años de lluvia en solo dos días y medio, Alex se convirtió en un desastre de proporciones catastróficas para la entidad.

El huracán, que tocó tierra por segunda vez en México el 30 de junio de 2010, cobró la vida de 15 personas y dejó a más de 15,800 hogares devastados. Con un ojo de 900 kilómetros de diámetro, sus estragos se hicieron sentir con fuerza, destruyendo calles, avenidas, e infraestructuras clave como la cortina Rompepicos, cuya ausencia exacerbó las afectaciones en la zona serrana.

Según datos del Gobierno Federal, Alex fue el evento natural más costoso en la historia reciente de México, superando incluso al sismo de 1985. Con pérdidas económicas millonarias y una declaratoria de desastre en 118 municipios de Nuevo León, el huracán dejó un saldo desolador: 31,000 casas y 1,769 escuelas afectadas, así como 171,000 hectáreas de cultivo arrasadas.

A pesar de los esfuerzos de reconstrucción, el impacto de Alex sigue resonando en la conciencia de quienes vivieron su furia, recordándonos la importancia de la preparación y la resiliencia frente a los desastres naturales.